De la redacción:

CUBA EN LOS JUEGOS:

Atlanta’96: un centenario en tono menor

ENRIQUE MONTESINOS,
Enviado especial

ATENAS.— Los Juegos de la Antigüedad fueron griegos, en Olimpia, la restauración en la Era Moderna, en 1896, se concretó en Grecia, donde también se conmemoró especialmente el décimo aniversario, en 1906, por lo que con justeza Atenas aspiró a organizar la edición del centenario, en 1996, concedida finalmente a Atlanta, en una muestra de cómo el poder del dinero sepultaba a la decisión más justa.

En aquel ambiente enrarecido para Cuba por poderosas razones, idioma e idiosincrasia entre ellas, hubiera sido prodigioso superar la faena de Barcelona, mas las bases creadas por el deporte cubano le permitieron mantenerse en la elite universal con una cosecha de 25 preseas (8-9-8), suficientes para el octavo lugar de un medallero al que optaron más de 11 000 deportistas de 197 países.

Si real fue el ligero decrecimiento en total de premios, no puede soslayarse el aumento a nueve de los deportes categorizados en esa cita como proveedores de metales olímpicos, por la sorprendente actuación de los nadadores Rodolfo Falcón y Neisser Bent, segundo do y tercero en los 10 metros del estilo espalda, para otro jalón indiscutible.

Mas fueron los deportes de combate, con el boxeo de proa, los que nuevamente lideraron la colección medallística de la mayor de las Antillas, con 18 de las 25 y 6 de las 9 doradas.

Los púgiles (4-3-0) conquistaron a fuerza de coraje un nuevo triunfo por colectivos, segundo consecutivo, e individualmente tres de sus monarcas se coronaron en reiteración: Héctor Vinent, Ariel Hernández y Félix Savón, debutando con ese linaje el peso mosca Maikro Romero.

Al judo femenino no le faltó su imagen de poderoso exponente y fue esta vez la guantanamera Driulis González la reina del tatami, pese a una dolencia cervical que duplicó su esfuerzo y decisión, repitiendo Estela Rodríguez el subtítulo barcelonés y Amarilis Savón su bronce, lo mismo que Israel Hernández —único en el sector varonil—, mientras se estrenaban en la dicha de ascender a un podio olímpico Legna Verdecia y Diadenis Luna.

La senda barcelonesa de Héctor Milián en la lucha grecorromana la continuó Filiberto Azcuy, amo de los 74 kilogramos, en tanto que Juan Luis Marén dio crédito de su constancia con el subcampeonato, y el bronce de Alexis Vila no dejó en blanco a los del estilo libre. Y el 0-1-1 de la esgrima cerró ese sector tan favorable para Cuba de quienes batallan directamente con el oponente hasta doblegarlo.

En los otros deportes el contraste estuvo entre los que brillaron mucho como los equipos de béisbol y el femenino de voleibol, que siguieron haciendo historia al repetir sus cetros, mientras que el pesista Pablo Lara no dejó escapar esa vez el premio gordo. Y los que brillaron menos, en este caso el atletismo, aunque sacaron la cara dos estelares que avanzaron respecto a cuatro años antes: Ana Fidelia Quirot, ahora plateada en 800, y Yoelbi Quesada, triplista bronceado.

12 ago 04

De la redacción:

Cuba en las Olimpiadas de Atenas 2004