De la redacción:

Nuevos campeones dominan la escena

En las ocho finales realizadas durante la jornada sabatina del atletismo olímpico, un total de seis tuvieron nuevos monarcas en comparación con Sydney’00, reafirmándose el matiz que ha caracterizado esta cita ateniense

Enrique Montesinos, Enviado especial

ATENAS.— Ya sea por el lógico relevo generacional o porque —como señalan muchos— los estrictos controles contra el dopaje están devolviendo su verdadera condición a super estelares de años anteriores, lo cierto es que infinidad de nuevos campeones se han coronado en los XXVIII Juegos Olímpicos.

Este sábado en el estadio Spriridon Louis, además de los carteles que al instalarse tumbaron el marroquí Hicham El Guerrouj, en los 5 000, y Kelly Holmes, en los 1 500 metros planos, otros cuatro cetros de Sydney cambiaron de dueños.

La rusa Elena Slesarenko, 22 años, llegó ante la varilla del salto de altura con un 2.04 previo semejante al de la sudafricana Hestrie Cloete, cuatro años mayor, campeona defensora y titular mundial, pero tuvo una competencia perfecta hasta los 2.06, récord olímpico, con ocho saltos para ocho alturas, que la convirtió en inalcanzable. De no haberse relajado demasiado tras asegurar el triunfo con el 2.06, quizá no hubiera fallado luego tres veces en el intento de implantar primacía mundial de 2.10.

El checo Jan Zelezny, 38, recordista universal (98.48) y olímpico (90.17) contempló desde su humilde noveno puesto (80.59) como el noruego poco conocido Andreas Thorkildsen, 22, lo sustituia en el trono, con apenas 86.50 en una competencia desabrida, donde más "brazudos" de antaño no llegaron a 85 metros; Makarov-31-RUS, 84.84, tercero; Backley-35-GBR, 84.13, cuarto.

El ruso Yuri Borzakowski, 23, dio un acelerón de gran octanaje y remató al sudafricano Mulaudzi, 24, y al danés Kipketer, 32, anterior monarca, en los 800 metros planos, prueba donde otros de renombre ni se vieron.

Y en el relevo corto Gran Bretaña le hizo el feo a la cuarteta de Estados Unidos, cuyo segundo cambio no fue bueno, dejando de cronometrar sus inalcanzables registros de 37 y fracciones.

Pese al esfuerzo de Maurice Greene por descontar la ventaja en los metros finales, una centésima, 38.07 por 38.08, le concedió el mérito a los británicos. Por cierto era la última esperanza de Greene de ganar una dorada en esta cita, después de perder la de 100 y no competir por no estar clasificado en los 200.

En las dos únicas pruebas donde no hubo sustituciones en la cima fueron los relevos de 4x400, ganados ambos por Estados Unidos.

Pero solo dos de ocho no resulta un buen average.

29 AGO 04

De la redacción:

Cuba en las Olimpiadas de Atenas 2004