De la redacción:
El Cotorro se viste de plata con
Monzón OSCAR SÁNCHEZ y RICARDO LÓPEZ HEVIA El muchacho del Cotorro venció
consecutivamente al griego Grikas, al turco Tuffenk y al iraní
Ashkani en su grupo eliminatorio, luego conquistó la final
venciendo al ruso Shevtsov en una gran pelea en la que supo venir de
abajo, pues salió del primer round con desventaja de 0-3. En el
segundo imprimió un intenso ritmo de pelea y logró seis unidades
proyectando a su adversario en una ocasión y el resto con un buen
desempeño abajo. Pero el sudcoreano Jung Ji Hyun, un
hombre que fue capaz de dejar en el camino al titular olímpico de
Atlanta’96 y Sydney’00, se presentó como un rival, —campeón
asiático de este año—, de mucha fuerza y con un certero plan de
defensa, aun en las circunstancias más engorrosas, es decir cuando
le enviaban a la posición de cuatro puntos. Hyun forzó dos veces la pasividad de
Monzón y en una de ellas logró marcarle dos puntos, pero fueron
insuficientes en los seis minutos de combate, por lo que la pelea
necesitó de tiempo extra. Visiblemente agotado, Monzón apostó
todo a una técnica de proyección, y el sudcoreano encontró el
fácil sendero para el contragolpe. De cualquier forma, Monzón enseñó
aquí su estirpe indomable de competidor. Ha ido a tres mundiales de
adultos con saldo de una de plata y dos de bronce, participó en
cuatro mundiales juveniles con dos de oro y dos terceros puestos y
debuta en unos Juegos Olímpicos con un subtítulo. "Pero yo quería más, y es
normal, el día que no sintamos ese deseo, no tendremos motivos para
seguir luchando", puntualizó Monzón. Sus compañeros Ernesto Peña y
Filiberto Azcuy no pudieron rebasar la fase que los empujaba al
cuarteto grande de esta lid y finalizaron quinto y sexto,
respectivamente. Al decir de Val, el propio sistema de
clasificación de 10 plazas en el Mundial y cinco que otorgaron los
preolímpicos, hizo que esta justa fuera muy fuerte, pues los
competidores de América, solo son cubanos o estadounidenses, es
pura Europa y Asia.
26 de agosto del 2004 |