De la redacción:

Vallas malditas

Cualquier vallista tropieza, pero caídas aparatosas como las de Felicien y Jhonson no son comunes. Muchos menos si están envueltos en ellas dos campeones mundiales, ejemplos de derroche de técnica y habilidades. No existen precedentes de una coincidencia así en eventos de máximo nivel.

ENRIQUE MONTESINOS,
Enviado especial

ATENAS.— Que los vallistas tropiecen con los obstáculos es lo más normal del mundo.

En los comienzos eran como barreras fijas en el piso y podrán imaginarse los trastazos que se daban los atletas, tantos que rápidamente el ingenio humano comenzó a funcionar para evitarlo.

Hoy día, la manera en que están dispuestos los obstáculos permite tumbarlos hacia delante sin que el golpe sea traumático.

Por supuesto que nadie quiere tropezar, porque así y todo que se pueda continuar, hay pérdida de valiosas fracciones de segundo. Pero puede darse el caso de que un atleta tumbe todas las vallas y termine la carrera sin ningún problema, incluso en calidad de ganador.

Aquí en Atenas, sin embargo, en menos de 24 horas los obstáculos han sido insalvables para dos campeones mundiales.

En la noche del martes, durante la final de los 100 femeninos, la canadiense Perdita Felicien perdió toda la felicidad cuando rodó por la superficie sintética tras flaquear ante el primero de ellos, de paso involucrando en el desastre a la rusa Chevchenko.

Este miércoles fue nada más y nada menos que el multicampeón mundial estadounidense Allen Johnson, monarca olímpico de Atlanta’96, quien tuvo el fatídico encuentro con los obstáculos que lo devolvió a casa sin poder terminar su carrera en la fácil segunda ronda.

Cualquier vallista tropieza, pero caídas aparatosas como las de Felicien y Jhonson no son comunes. Muchos menos si están envueltos en ellas dos campeones mundiales, ejemplos de derroche de técnica y habilidades. No existen precedentes de una coincidencia así en eventos de máximo nivel.

Para ambos, las de Atenas’04 se convirtieron en vallas malditas.

 

25 de agosto del 2004

De la redacción:

Cuba en las Olimpiadas de Atenas 2004