Cuba en la III Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea

Retórica sin resultados

Sometimiento de la Unión Europea a la política de Estados Unidos

Arnaldo Musa

Foto: JUVENAL BALÁNLa III Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea, que se desarrolló este viernes, comenzó en su segmento de alto nivel en medio de las fotos, el protocolo, los brindis, los discursos retóricos, los debates secretos con poco espacio para la discusión de los problemas que agobian a nuestros pueblos.

Allí acudió una Unión Europea políticamente disminuida, dividida entre sus miembros y plegada a los designios de Washington, cual rebaño de corderos que ha tenido un bochornoso papel en Guadalajara, oponiéndose tenazmente al reclamo latinoamericano de condenar a Estados Unidos por las torturas en Iraq y negándose a mencionar explícitamente la Ley Helms-Burton y las nuevas y brutales medidas de Bush contra Cuba, tratando de obviar en la Declaración Final los principios del Derecho Internacional contenidos en la Carta de las Naciones Unidas.

Frente a la indignidad y el vasallaje se levantó, como siempre, la voz de Cuba, rebelde y digna, que con sus posiciones marcó la Cumbre desde el inicio con el mensaje de Fidel al pueblo mexicano, los argumentos de nuestra delegación en los debates de la Declaración Final y la propia declaración del Gobierno Revolucionario de Cuba dada a conocer ayer.

Así se puede resumir la Mesa Redonda Informativa de este viernes, sobre la Tercera Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea que, bajo la conducción de Randy Alonso, contó con la participación de los también periodistas Reynaldo Taladrid, Renato Recio, Lázaro Barredo, Rogelio Polanco y Aixa Hevia.

Una Cumbre que fue vista como una reunión simbólica, en la que ha estado pasando lo que señaló Fidel, cuando dijo que era una conferencia carente de contenido alguno.

Se niega el multilateralismo, ya que Europa aparece como un subordinado a la política de Estados Unidos, sometida a la humillación de la única superpotencia de la Tierra.

Recordó Polanco que el cónclave se produce en medio de la ampliación de la Unión, con países que son aún más proclives a la política norteamericana y en medio de la disminución sustancial de la ayuda para el desarrollo de otros pueblos. América Latina no es una prioridad para Europa, como sí lo es el Este del llamado Viejo Continente.

Muchos comentaristas coinciden en que fue una Cumbre con mucha retórica y cero resultados, en lo que los estados europeos guardaron la distancia con Estados Unidos, por lo que la expectativa y el escepticismo fue la tónica dominante.

En este sentido, Barredo apuntó que la Unión Europea (UE), que se negó a que en la Declaración Final se mencionara a Estados Unidos por las torturas a los prisioneros iraquíes, al final tuvo que admitir estas brutalidades, toda una derrota moral para un continente donde hay países que sufrieron los horrores de la brutalidad fascista. Así la entidad ha quedado descalificada ante los ojos del mundo.

Pero no solo en este tema quedó desprestigiada la Unión Europea, sino también en su actitud de no condenar la Ley Helms-Burton ni las medidas anticubanas de Bush, agregó Renato Recio. El rechazo abierto a la política genocida contra Cuba, expuesto por América Latina y defendido por nuestro Canciller fue rechazado por la UE, la cual propuso una menguada declaración al efecto, sin que se citara por su nombre a la Ley Helms-Burton ni a Estados Unidos.

Taladrid recordó que aún queda pendiente aquella pregunta de Fidel en la Primera Cumbre, acerca de si la Unión Europea se consideraba con derecho a intervenir en los países latinoamericanos, y denunció su posición de cómplice en cualquier agresión de Estados Unidos a Cuba, nación que le ha puesto el tono importante a una Cumbre en la que, nuestra delegación dio una batalla por la verdad y los principios, por el honor y por los pueblos.

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