VILLA
CLARA.— Como el que no quiere las cosas, Ramón Lunar, el jovencito
que asombró al público cubano con los cuatro jonrones conectados en
los play off del pasado año, ocupa primeros lugares en la mayoría de
los casilleros de bateo de la actual Serie Nacional.
Salido de la Liga de Desarrollo, desde el principio demostró
credenciales de buen bateador. Aún se recuerda el batazo propinado
al supersónico Vladimir García para sepultar a los tigres avileños
en la final oriental, con el cual sumó ocho cuadrangulares,
incluyendo la etapa regular.
Para confirmar que lo del pasado año no fue casualidad, en la
presente contienda el ídolo de Quemado de Güines se ha soltado a
batear, y al concluir el juego 56 de su equipo —antes de la subserie
versus Santiago, iniciada ayer— ya acumulaba guarismos de privilegio
en los principales indicadores de este departamento.
Con un average de 371, el noveno de la justa; ha bateado 76 jits,
el séptimo en la lista; 14 jonrones, contando el que tiene congelado
con Metropolitanos, el séptimo empatado con otros jugadores; es
también el quinto en total de bases recorridas, con 128, solo
superado por hombres de la talla de Despaigne, Yulieski, José Dariel
y Kenen Bailly, además de poseer un envidiable slugging de 624, el
octavo mejor de la campaña.
Para que se tenga una idea del paso que lleva el novel pelotero
de Villa Clara, y sin ánimos de comparar, baste decir que su
frecuencia de jonrones, incluyendo ambas series, es de 15,86, solo
superada por los consagrados Romelio Martínez (12,84), Orestes
Kindelán (13,32), Lázaro Junco (14,27), Omar Linares (14,56) y Pedro
José Rodríguez (14,58), y por delante de hombres como Alfredo
Despaigne (16, 47) y Yulieski Gourriel (17,93).
A la defensa, a pesar de haber jugado cuatro posiciones — todos
los jardines y la tercera base—, lo ha hecho de maravillas. En las
dos series en las que ha participado solo acumula dos errores, lo
cual demuestra la utilidad de este pelotero, aunque su fuerte es el
bateo.
"Me concentro mucho antes de ir al home, estudio al pitcher desde
el dogaut y cuando voy al rectángulo solo pienso en conectarle bien
a la bola, y con fuerza. No salgo a buscar el jonrón, eso sale, creo
que la velocidad de mi swing me ayuda", expresó a este reportero
minutos antes de comenzar la subserie contra Industriales.
Esperaba estos resultados porque el entrenamiento resultó muy
bueno. La dirección del equipo, en especial el mentor Eduardo
Martín, me ha ayudado mucho. No tengo preferencia por ningún
lanzador, aunque bateo mejor a los zurdos, aseguró.
Sobre la variedad de posiciones desempeñadas, alega que prefiere
los jardines, sobre todo el central, porque le da mayor movilidad,
aunque estará donde más falta haga al equipo.
Con 22 años y 1,88 de estatura, el número 66 de los naranjas,
tiene un mundo por delante para llegar a ser como Víctor Mesa,
Pacheco o Kindelán, a quienes considera sus ídolos en la pelota, por
lo pronto está haciendo lo más difícil en el béisbol, batear con
abundancia y oportunidad. De continuar por ese camino mucho se
hablará en el futuro de Ramón Lunar Armenteros.