Resulta muy difícil, y poco visto en el béisbol, que un equipo
pueda ser considerado aspirante a un título sin contar con una buena
línea central y, sobre todo, una combinación alrededor del segundo
cojín capaz de fabricar dobles matanzas que protejan al lanzador y
resuelvan las dificultades.
En nuestro béisbol se puede hablar de magníficas combinaciones de
doble play conformadas por estrellas en sus respectivas posiciones.
La presente XLIX Serie Nacional no es una excepción, con varios
equipos que pueden blasonar de contar con un camarero y un torpedero
con habilidades suficientes.
Pese a ser cierto que las estadísticas defensivas son las menos
desarrolladas en el béisbol —aunque hay una moderna corriente a
buscar apoyo en la ciencia para ampliarlas—, la tabla que acompaña
este trabajo resulta elocuente y dice a las claras que el binomio
avileño de Mario Vega y Yorbis Borroto se lleva las palmas en estos
momentos, con un altísimo promedio conjunto de 989 en más de 500
lances, algo que no se ve todos los días.
Quizás la tabla necesite una breve explicación. La sigla JJ
significa los juegos jugados por cada miembro de la combinación y,
por esa razón, no están sumados en los totales, como tampoco los
doble play (DP), pues una doble matanza puede ser iniciada por
primera, tercera, la receptoría y hasta los jardines, y en ella no
participan los dos integrantes de la combinación.
No es sorpresa ver entre las mejores a los guantanameros Cerce y
Moreira, pero sí llama poderosamente la atención el promedio
conjunto del dúo tunero, Danel Castro y Alexander Guerrero, con solo
7 pifias en más de 400 lances y un excelente promedio de 984. Como
también la pareja holguinera de Yeison Pacheco y Yordan Manduley, de
la cual se habla y se escribe poco, y clasifica en este momento como
una de las más efectivas del país.
El tema merece un mayor seguimiento, por la importancia de la
defensa en todo juego de béisbol. Volveremos a las andadas al
finalizar la campaña y no se asombre si encontramos algunas
sorpresas más.