Desde su debut en la Serie Nacional 46, el muchacho de Guajacal de
Imías sentó cátedras como bateador y defensor del campo corto. En
esa ocasión disputó al capitalino Raiko Olivares la condición de
novato del año.
Las próximas dos campañas sellaron su consagración como pelotero,
con 115 y 117 indiscutibles, respectivamente, y más de 300 de
average. Su peculiar manera de batear, encorvado, prácticamente
flotando en el home y realizando un swing ligero, lo convierten en
un chocador de bolas.
Moreira no es de los primeros en la alineación que hacen trabajar en
exceso a los lanzadores. “Me gusta batear, por eso no me meto en
conteo, como no poseo fuerza al bate (solo cuatro jonrones en Series
Nacionales) me he dedicado a perfeccionar mi preparación de acuerdo
con mis características físicas”, argumenta y continúa:
“Gozo de muy buenos reflejos para conectar y tengo la ventaja de ser
veloz de home a primera. Me he convertido en un chocador de bolas,
aunque si me juegan muy corto, puedo dar un batazo largo como el que
montó a Tabares, en el reciente primer desafío frente a
Industriales”.
En la Serie Nacional 48, Moreira fue el bateador con más baja
frecuencia de ponches por veces al bate. En 368 turnos lo abanicaron
en 16 ocasiones, para un excelente promedio de un ponche cada 23
comparecencias oficiales.
“Mi tacto se lo debo al entrenamiento que hago en el tiempo libre,
bateando tapitas de pomo y de botellas. También a las intensas
jornadas haciendo el llamado pepeguén.
Lo otro ha sido chocar delante la bola y empujarla”.
Dainer se ha convertido en un especialista dejando caer la pelota en
los huecos de la defensa rival y en “machucarla” para pasar al
primera base. De los más de 50 jits que ha bateado en esta serie, no
pocos han llevado ese sello, clave en el desempeño de un hombre
proa. Ojalá los últimos equipos Cuba hubiesen contado con un primer
bateador con las habilidades de este joven para alcanzar la inicial.
El progreso de este jugador de 25 años, 73 kilogramos de peso y 180
centímetros de estatura, también se observa en la defensa, lo que no
debe medirse por sus errores, sino por la cantidad de
outs logrados en lances inatrapables
para otros torpederos.
“También he trabajado duro para mejorar la defensa, con persistencia
en los desplazamientos laterales y los tiros a primera. En mi casa,
en los exteriores de los hoteles donde nos alojamos, en cualquier
sitio que puedo, fildeo muchas pelotas de goma a corta distancia,
para ganar en reflejos”.
Dainer Moreira nació en el municipio guantanamero de Imías, dio sus
pasos iniciales como pelotero en San Germán, Holguín, y ya en edad
de jugar en primera categoría retornó a Guantánamo, donde fue
preparado a la defensa por Jesús Ruiz (el Chucho) y Orlando Jarrosay,
en tanto Libán González y Gerardo Simón, lo ayudaron a la ofensiva.
Su
máxima aspiración…
“Mi sueño mayor es defender los colores de mi bandera
internacionalmente”.