El sobrenombre de Aplanadora le viene bien a los indómitos.
Sin entrar en comparaciones con aquel mítico equipo liderado por Pacheco,
Kindelán, Fausto y Pierre —otra pelota, otros bates, otras condiciones de
vida—, lo cierto es que para cualquier lanzador resulta toda una odisea
enfrentar a una tanda de bateadores sin fisuras, donde no hay outs seguros
del primero al noveno.
Un hombre ha llamado sobremanera la atención en la
postemporada, Rolando Meriño. Alejado durante años del equipo Cuba, el
receptor y cuarto bate de las Avispas promedió 361, con 9 cuadrangulares y
80 impulsadas (segundo detrás de Bell) en la clasificatoria y ahora su
average es de 559, con otros 16 remolques más, para asegurar su inclusión en
la preselección de cara a Beijing.
Una temporada excepcional de Meriño, quien ha arrastrado
tras de sí a todos sus compañeros en los play off, quienes de conjunto han
sonado la madera de lo lindo, con 384 de average y 13 Mizunos desaparecidas
de los estadios. Otros tres, Bell, Olivera y Navas, andan por los 438.
Semejante ofensiva ha obligado al mentor de los Azucareros,
Víctor Mesa, a colocar en el montículo a 31 serpentineros en los cinco
partidos, por cierto, sumamente demorados, especialmente los tres del
Sandino, con 4 horas, 10 minutos el primero y 3 horas, 55 minutos los dos
restantes. Un mal del béisbol en sentido general que urge resolver.
Ha sido una semifinal de bateo y, por tanto, los cuerpos de
pitcheo de ambos elencos andan diezmados. Los Azucareros perdieron a Yolexis
Ulacia por lanzamientos y Yuliet López solo podría trabajar en un hipotético
séptimo juego. El más descansado de sus abridores es Luis Borroto, a quien
la post temporada lo ha maltratado, con el zurdo Siverio y Alex Suárez
detrás… y un poco de suerte.
Tampoco es muy halagador el panorama en el staff
santiaguero. Vera terminó esta etapa, Bicet no puede lanzar hoy y por
consiguiente las miradas convergen hacia Osmel Cintra, recuperado de sus
dolencias y siempre dispuesto a escalar la colina de los suplicios, con
Reinier Roibal en función de relevo, aunque quizás Pacheco y Alemán decidan
invertir los términos.
Es un juego de vida o muerte para los Naranjas. A la
Aplanadora le viene como anillo al dedo un día extra de asueto. Será, no lo
dude, un partido apasionante.