Mucha tensión en el San Luis

SIGFREDO BARROS

Miles de aficionados armando un barullo de mil demonios. Música por doquier. Juego decisivo, de vida o muerte: el que gane se queda, el que pierda se va. Un ambiente al que todos los cubanos estamos acostumbrados cuando de pelota y de play off se trata.

Pero para un extranjero —específicamente un amigo de Cuba, Glenn Hall, quien trabaja en el béisbol de su país hace más de 20 años—, todo es nuevo, excitante, asombroso:

¡Impresionante! Es mi primera visita a un estadio aquí y he visto algo nuevo. Los peloteros de ustedes son increíbles, juegan con un amor tremendo, poniendo el alma y el corazón en cada jugada. Nunca había visto nada igual y llevo décadas viendo béisbol en Canadá y en Estados Unidos. Ahora entiendo porqué fueron finalistas en el Clásico Mundial.

Glenn presenció tres de los partidos entre Habana y Pinar del Río, incluido el último, donde la tensión reinó durante los diez innings. Tensión de la cual no escapó el mejor abridor derecho del momento, Pedro Luis Lazo, con once victorias consecutivas, a quien los lanzamientos se les quedaron demasiado altos. O, como me dijo un fanático industrialista: ¿once seguidas? Está al perder.

Danger Guerrero, el Vaquero Mayor de los habanistas. Foto: Ricardo Lopez Hevia.Danger Guerrero, el Vaquero Mayor de los habanistas. Foto: Ricardo Lopez Hevia.

Parecía por momentos que los Vaqueros ganarían fácilmente, con una ventaja de cinco carreras y Jonder Martínez, otro olímpico, en el box. Pero apareció la garra vueltabajera y de golpe y porrazo la diferencia se redujo a la mínima expresión. Con una jugada en el jardín derecho que solo la repetición en la televisión pudo darle la razón al árbitro. 

En el noveno, después de conectar un doblete, Jorge Padrón fue sustituido por un corredor emergente. Quizás aquí la tensión haya jugado su papel, pues Padrón hizo falta más tarde, en el décimo, a pesar de que su sustituto, Luis Giraldo González, respondió con sencillo. Cabe preguntarse: ¿qué hubiera sucedido si aguantan al hombre en tercera, para cuajar los ángulos y darle un turno más al bate a Donald Duarte, un hombre que le promedió 333 al buen pitcheo habanista?

Nadie lo sabrá nunca. Lo que si sabemos es que Habana y Pinar ofrecieron un espectáculo excelente, con peloteros entregados por completo a su causa. Como Alexei Ramírez, al cual no le acabaron los jonrones en el play off. Como Danger Guerrero —haciendo honor a su nombre y su apellido—, jugando a pesar de una herida en la barbilla. Es el béisbol, parte de la idiosincrasia del cubano. Así lo sentimos. Así lo juegan nuestros peloteros.

4 de abril del 2007

Redacción Deportiva  y Equipo de Ediciones Digitales del Periódico GranmaEstadísticas: CINID del INDER
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