SANTA
CLARA.—La entrevista a Osmany Urrutia, la iba a titular, El Hombre de los
400, dada sus dos vocaciones principales, bateador innato y cortador de
caña.
Pero él tronchó el título cuando reveló: "En la pelota me
pasé cuatro veces sobre los 400, pero en la caña nunca sobrepasé las 300
arrobas, ¡esa sí es una liga dura!"
El diálogo con el Guajiro de Macagua 2, como a él le gusta
que le llamen, se entrelazó desde la fluidez botánica de dos campesinos que
conversan de pelota a la sombra de un árbol de la finca.
—¿Dejaste los 400, pero sigues de líder de bateo?
—Salgo al terreno de pelota a darlo todo, por eso sea
bienvenido este sexto título. Es uno de los más reñidos, hasta el último
juego no se había decidido el líder y me tocó a mí; y me siento orgulloso.
Nunca pienso batear 400, sino en que voy a tener una buena temporada para
ayudar a mi equipo."
Osmany Urrutia, a los 30 años de edad, está en el copo de su
maestría como bateador, el más sobresaliente del béisbol cubano, pues
promedia 371 de por vida, con una cadena del 2001 al 2004 de más de 400 de
average, y un récord de bateo de 469 en el 2004.
—¿Quién te enseñó a batear así?
—Ramón Pipo Tejeda, un señor que ahora cumple misión
deportiva en Italia. Cuando él me conoció yo lo que jugaba era la liga de
potreros. Me vio y me preguntó: ¿Qué edad tienes? Quince años, le dije, y me
captó para la EIDE.
Empecé poco a poco. Jugué la Liga de Desarrollo y la
Juvenil. Después estuve 4 años en el banco del equipo de Tunas. Los
regulares eran Ermidelio Urrutia, Pablo Civil y Alexis Pantoja. Luego me
dieron oportunidad, y hasta ahora; hace 13 años.
—¿Entonces, pasaste más trabajo para jugar en las Tunas que
en el equipo Cuba?
—Qué va, no es todo el mundo quien llega al equipo Nacional.
Hay muchas figuras que merecen también estar ahí. Me dieron la oportunidad,
pero en el Mundial de China Taipei batee de 9-1 y dijeron que no rendía en
eventos internacionales. En la última Olimpiada y el Clásico Mundial me
quité el cartelito.
—La fortaleza física, ¿de dónde la sacaste?
—De la tierra, como el Jiquí. Soy fuerte de nacimiento, la
gente de los campos la mayoría somos fibrosos. Luego hice mis ejercicios y
me puse más fuerte, aunque antes me movía más rápido en los jardines.
—¿Tu estilo de bateador…?
—Todos tienen un estilo. He logrado 6 títulos de bateo,
porque no lo he cambiado, aunque a algunos les parezca feo. Tal vez la vida
me dio el don de no hacer un swing lindo, de no ser un pelotero ni
estilizado ni figurín. Nunca voy a cambiar mi forma de bateo, ni mi forma de
ser, de relacionarme y llevarme bien con todo el mundo.
—¿Del apellido Urrutia se nace con el don de batear?
—Pienso que sí, soy primo de Ermidelio, el pelotero que
seguí toda una vida junto a Orestes Kindelán. También el otro primo, Henry,
cuando se ponga más fuerte va a ser un peligro. Somos de la raza del buen
tacto y la buena vista.
—¿Ya abandonaste la campiña?
—Nunca abandonaré a Macagua 2, donde aún viven mis padres y
toda la familia. Tenemos caña, vacas, puercos y gallinas. Cuando estoy allá
ayudo en lo que sea. Soy casado y tengo un niño de 5 años que se llama
Osmany Alejandro.
Para Osmany Urrutia su momento más feliz como pelotero llegó
este año cuando su equipo alcanzó por primera vez la clasificación para los
play off, algo que según él le debían al pueblo tunero.
Descubre porqué ya no toca la pelota:
"Dijeron que yo me embasaba con planchitas, y desde hace 12
años para acá todo lo que he hecho hasta ahora ha sido a leña limpia.
2 de abril de 2007