Temas beisboleros
Se toca poco... y se roba menos
SIGFREDO BARROS
Se escucha por doquier desde que comenzó la XLVI
Serie Nacional de Béisbol: ¡han desaparecido los jonrones! ¡La
pelota no bota! Es cierto, aunque hasta los juegos del pasado martes
9 ya los cuadrangulares sumaban 206 en 217 partidos, a un promedio
cercano al bambinazo por desafío, 0.95 para ser exactos.
Pero lo que nadie —o muy pocos—, se preguntan es si
la cantidad de toques de bolas y de bases robadas está en íntima
correspondencia con un béisbol en el cual la velocidad tiene que ser
un factor esencial en la ofensiva, ahora que el bate de aluminio
desapareció y el pitcheo al cual nos enfrentamos internacionalmente
es superior.
Se nos ocurrió a un "diletante" de las estadísticas,
como Carlos del Pino, y a este redactor buscar cuál es la cantidad
de carreras anotadas, bases robadas, toques de bolas (identificados
en la tabla como SH, es decir sacrificios de hit) y jonrones de cada
uno de los 16 equipos de la presente justa, actualizado hasta el
martes 10.
A simple vista, sin un análisis ulterior, llama la
atención que hasta el momento hay 16 bases robadas menos que
jonrones conectados, 190 por 206, y seguramente la pregunta de todos
ustedes sería: ¿Qué es más difícil, robar una almohadilla o conectar
un batazo más allá de los límites? Pero, además, ¿cómo es posible
que el equipo más joven de la justa, Matanzas, con 22.6 años de
promedio, sea uno de los dos que menos bases roba, 5 en total?
Pudiera parecer que 264 toques de bola son
bastantes. Pero cuando se les divide entre los 217 juegos jugados
hasta el martes, el promedio es de 1.22 por desafío y 0.61 por
equipo, o sea, los conjuntos de la XLVI Serie ponen en práctica el
sacrificio de hit en uno de cada dos juegos.
Es cierto que el toque de bola ha caído en desuso en
el béisbol moderno, consecuencia de la utilización de una pelota más
viva, estadios de menores dimensiones y jugadores con un fenotipo
superior. Pero, por ejemplo, en la pasada temporada de Grandes Ligas
un equipo como los Rockies de Colorado conectó 157 cuadrangulares en
162 partidos y tocó la bola en 119 ocasiones.
Nuestros peloteros han aumentado los percentiles de
peso y talla en los últimos años, producto de una mejor alimentación
y un entrenamiento más científico. Pero eso no quiere decir que
salgamos a la arena internacional a buscar carreras con un swing
grande. Si algo llama la atención del pelotero latino en general, y
del cubano en particular, es la astucia, la capacidad de
improvisación ante una situación determinada. El robo de bases y el
toque de bola para adelantar a un corredor son dos elementos muy
importantes que resulta imprescindible rescatar.