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Criador de escritores

MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ

Al escritor y catedrático de la Universidad Nacional de La Plata, el argentino Mario Goloboff, le cuesta mucho decidir cuál de las dos profesiones que ejerce disfruta más.

Foto: Juvenal BalánMario Goloboff.

La primera vez que visitó Cuba lo hizo para participar en la entrega del Premio Internacional Julio Cortázar, estancia que aprovechó para impartir una conferencia magistral sobre el autor de Rayuela, de quien escribió en 1998 una biografía que ha enriquecido recientemente. Ahora la razón de su presencia en la Isla es la presentación en la Feria Internacional del Libro de su novela Criador de palomas, rubricada con el sello Arte y Literatura. Poco antes de la velada conversó con Granma.

¿Qué pesa más, el poeta o el narrador?

"Todo, porque yo considero que toda la escritura es poética. La primera novela que escribí, Criador de palomas, que se acaba de publicar aquí, inicia lo que yo llamo la saga de Algarrobo, que es un pueblo mitad imaginario, mitad real, porque está lo que yo viví en mi infancia".

¿Qué formas adopta la poesía en esta novela?

"Hay un lenguaje poético. Yo soy un lírico que cuenta historias, intento fundir la poesía con la narrativa y elaborar una narración poética, el que lea la novela se dará cuenta".

¿Qué papel le confiere al trabajo del editor en la literatura?

"Una cosa es editar una revista por vocación literaria, y otra es ser un editor comercial en un país capitalista, donde lo que persiguen las empresas es el beneficio material y económico, y donde lo cultural y literario pasa a un segundo plano".

¿Cuánto de Mario hay en Criador... ?

"Hay bastante, de mi vida, de mi infancia y adolescencia. Todo texto de creación y de ficción son en cierta medida autobiográficos; y la he elegido porque ha querido la vida que a partir de su aparición este haya sido el relato más gustado, más leído y comentado".

¿Qué ha significado ser el biógrafo de Cortázar?

"La biografía ha sido muy bien recibida, acabo de hacer una reedición ampliada y comentada y con un nuevo prólogo. Me ha ido convirtiendo en una especie de especialista de Cortázar. Bueno, yo lo enseño desde hace décadas. Y muchas satisfacciones, me interesa mucho su narrativa, su cuentística sobre todo".

¿Qué rasgos de la narrativa cortazariana usted cree que no deben faltar en las nuevas generaciones de escritores?

"El cuidado de la forma, y saber que uno está escribiendo literatura. El cuidado del lenguaje y la búsqueda. Él era, sobre todo, un gran perseguidor y eso en un artista me parece poco visto y fundamental. Cuando él encontraba una fórmula, aunque le trajera grandes resultados, buscaba otra cosa, y perseguía otros riesgos, y arriesgarse en otras búsquedas lo conducía a veces a los fracasos. Pero esto lo he visto en pocos grandes artistas. En general, los escritores cuando encuentran una fórmula de éxito la repiten hasta el cansancio".

¿Qué puntos de contacto tienen para usted escribir e impartir clases?

"Eso es interesante porque en general la mayoría de los docentes en Argentina, o en Francia, donde también ejercí la docencia, no vienen de la literatura, sino de la pedagogía, la cual han elegido como carrera, en este caso la enseñanza de literatura, pero no vienen de la escritura y mucho menos de la escritura poética y de ficción. Así que a mí me parece que eso es esencial para enseñar porque los estudiantes, al menos en mi caso, reciben la enseñanza crítica de alguien que participa en la producción del texto. Creo que eso puede ser un plus. Estoy llevando talleres de escritura en la Biblioteca Nacional desde hace ya diez años, vienen médicos, abogados, amas de casa, y disfruto mucho el enseñar teoría y práctica de la literatura a gente que quiere escribir, producir textos".

¿Se considera entonces un criador de escritores?

"Buena idea esta, no se me había ocurrido, yo creía que era un criador de palabras, pero creo que tienes razón. Es probable. Ojalá pueda dar nacimiento a muchos escritores".

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