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Pequeña gran mujer

Mañana sábado, a las 4:00 p.m. en el Pabellón Cuba, la Asociación Recreativa Cultural Italiana (ARCI), Ediciones Unión y la Asociación Hermanos Saíz rendirán homenaje a la memoria de la escritora ítalocubana Alba de Céspedes con la presentación del libro Con gran amor

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Por la fuerza incontenible de su disposición vital dimanada de un cuerpo menudo, en apariencia frágil, una amiga suya, Gina Lagorio, la calificó como una "pequeña gran mujer". A raíz de su muerte el 14 de noviembre de 1997, Ulderico Manzi, en el Corriere della Sera, recordó una visita que le hiciera cuatro años antes en París: "Habló siempre resguardada por la mirada tierna de su hijo Antonio. Escribía a mano y fumaba un Chesterfield detrás de otro. Dijo que no amaba a los políticos italianos. La habían de-silusionado. Muy pronto en la postguerra advirtió signos de corrupción en el horizonte. Me mostró el retrato del abuelo, Carlos Manuel de Céspedes. ‘Fue muerto —dijo la señora— y en Cuba se le recuerda como un mártir. ¿Sabe? Me siento cubana hasta en la última célula de mi cuerpo. Por eso amo tanto a Fidel Castro’".

Alba de Céspedes fue así, radical y avanzada. Nació el 11 de marzo de 1911 en Roma, donde su padre se desempeñaba al frente de la legación diplomática cubana y se había casado con la italiana Laura Bertini. A los nueve años visitó por primera vez la isla, adonde se trasladaría en 1939 para acompañar por largos meses a su madre, tras el fallecimiento de su progenitor. A finales de los 40 y durante los 50 y hasta los 70 fueron frecuentes las idas y vueltas. Una visita muy especial fue la de 1968, cuando viajó invitada para la conmemoración del centenario del inicio de la gesta independentista en La Demajagua.

En las letras italianas, y también con su vida, marcó hitos en la vida cultural y política del país europeo. Se le considera como una de las voces que inauguró la senda de conjugar la condición femenina con la aspiración a la plena justicia social, hecho de mucho mérito si se tienen en cuenta los vínculos familiares con la aristocracia peninsular y el estatus social de su rama cubana.

De temprana vocación literaria, Alba publicó su primer libro a los 24 años de edad, el volumen de cuentos El alma de los otros. Pero fue la novela Nadie vuelve atrás (1938) la que insertó su nombre en la vanguardia literaria de la época. La protagonista rompió esquemas por la independencia de su pensamiento y su proyección social. Tanto la escritora como el editor Arnaldo Mondadori se granjearon la animadversión del régimen de Mussolini.

Consecuente con sus ideas, Alba de Céspedes colaboró activamente con la resistencia antifascista. En las transmisiones radiofónicas de los partisanos, con el seudónimo Clorinda, llevó información veraz a los oyentes y alentó al combate.

Del espíritu indomable de la autora quedan también los versos reunidos en Chansons des filles de mai, escritos en francés, en medio de la efervescencia rebelde de Mayo del 68.

El año pasado, en el contexto del centenario de su nacimiento, el Programa de Estudios sobre la Mujer, que dirige la ensayista y profesora Luisa Campuzano, con el apoyo de la Sociedad Dante Alighieri de La Habana, dedicó una jornada al estudio y la promoción de la obra de Alba de Céspedes, en la que destacaron las contribuciones de Mayerín Bello, mediante un exhaustivo análisis de la bibliografía de la escritora; los resultados de los trabajos de diploma de estudiantes de la Universidad de La Habana, las ponencias de académicos italianos y la proyección de un documental de la realizadora Maritza Deschapelles que contiene testimonios de su primo, monseñor Carlos Manuel de Céspedes, Nidia Sarabia, Luis Suardíaz y la Campuzano, material audiovisual que muy bien debía reprogramar la Televisión Cubana a tenor de la presentación de Con gran amor.

Sobre este libro, la Campuzano ha dicho que se trata de "una novela en la que trenza su vida con la historia de la Isla, la revolución de Yara con la del Moncada; un libro cuya terminación impidió la muerte, pero que hoy podemos publicar gracias al largo y riguroso trabajo de edición de Marina Zancan y de sus colaboradores, al empeño de su traductora (Mayerín Bello) y a la generosidad de quienes han autorizado y financiado esta edición".

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