Noticias del día / Viernes 11 de febrero

Jaime Sarusky

Mientras haya gente interesante seguiré escribiendo

MADELEINE SAUTIÉ RODRÍGUEZ
madeleine@granma.cip.cu

Aunque Jaime Sarusky— uno de los intelectuales a los que se les dedica la XX Feria Internacional del Libro, cuyas puertas acaban de abrirse— se distingue por haber sido galardonado en el 2004 con el Premio Nacional de Literatura, este legítimo cubano es, además de un prodigioso escritor, un periodista medular.

Foto: Jorge Luis GonzálezCualquier situación que propicie acercársele, sea una conversación, un espacio literario que él protagonice, o la mismísima obra suya que se abre al lector a viva voz, permitirá asumir como propia una sabia inscripción de la que ya no le es posible librarse, y es la que lo ha reconocido como un rastreador de historias singulares.

"Sí, es verdad que soy un rastreador, porque con tal de perseguir una posible historia voy hasta donde tenga que ir; me interesa llegar hasta el fondo del ser humano, hasta donde yo pueda, para aprender yo. Y esto me ha sido muy útil para la literatura y también para el periodismo."

A las conocidas obras de este habanero que disfrutó sus vivencias infantiles en Ciego de Ávila, se suman otras tres que saldrán por vez primera en ocasión de la Feria que, honrándolo se honra. Ellas son Ensayos para una seducción (cuentos), Glauber en La Habana: el amor y otras obsesiones (novela) y El color de los sueños. Pintores de origen campesino (combinación de testimonio y ensayo), que bien continuarán dando crédito a ese insaciable afán de indagación que lo habita y revierte siempre en aras de la escritura.

El Premio Nacional de Literatura le fue conferido por considerarse su obra narrativa y testimonial imprescindible en las coordenadas de la cultura cubana de la segunda mitad del siglo XX. ¿Cómo puede un hombre convertirse en un escritor y un periodista imprescindible?

"Discúlpeme —y abandona, para responder, esa sonrisa casi eterna con que suele acompañar sus comentarios—, agradezco enormemente ese juicio, pero de verdad le digo: ¿usted ha leído a Bertolt Brecht: ‘Hay hombres que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles’? Al lado de los grandes de verdad de este país, al lado de tanta gente importante a lo largo de estos 500 años, soy un humilde ciudadano de esta Isla."

¿Qué paradigmas humanos vienen a su mente hablando de estos hombres? "Pienso en Frank País, que mientras tocaba piano junto a sus compañeros estaba pensando en lo que iba a hacer al otro día, que teniendo esa sensibilidad quería cambiar el mundo".

A este escritor que se define también como un ávido lector se le ha hecho un hábito ya recibir galardones. ¿Qué cree de ellos? ¿Qué ocurre en su interior cada vez que se les otorgan? "Nada de sentirse un príncipe, ni un rey, o que estoy coronado o soy una maravilla... Por supuesto que a uno le agrada, sobre todo porque ve que el trabajo no ha sido inútil. Pero es algo efímero, lo que queda es la obligación de hacer cosas tan buenas o mejores que las que se han hecho".

En la novela que escribe este fabulador de realidades y fantasías se halla la novela de su vida. "En todo lo que uno hace está nuestra propia naturaleza, con ello van todas nuestras esencias, en esa comunicación que se establece con los demás estamos ofreciendo nuestra manera de ser, nuestras sutilezas".

Este "duende cotidiano", que sin ser poeta reconoce sabiamente las tantas maneras de estar que tiene la poesía, aboga por nobles y necesarias reformas en la concepción literaria. "Hay gente que sacraliza la literatura, yo no estoy de acuerdo en convertirla en un panteón de palabras. ¿Por qué no humanizamos la literatura? Ella es hija de la vida y es para contarla. La vida es lo más importante".

Periodista de alma antes de que alcanzara a serlo de profesión, Jaime deja clara su apreciación acerca del talento, rasgo con el que incuestionablemente está engarzado: "Lo admiro y lo valoro mucho porque no es como el marabú, no se da todos los días ni a toda hora, pero eso no lo resuelve todo; un talento sin sensibilidad, que no puede identificarse con el ser que tiene cerca, no sirve de nada".

Usted ama las crónicas. ¿Qué halla en ese género que lo seduce particularmente por encima de los otros? "Me interesa muchísimo el ser humano, no puedo dejar de interesarme en él porque es capaz de cosas increíbles. Creo que si viviera 180 años, mientras haya gente interesante, y mientras valga la pena, seguiría escribiendo y haciendo crónicas; me sale, no lo tengo que forzar".

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