Con la presentación de "¡Atención! ¡Recuento!" y el cancionero "Con las manos extendidas", la Feria Internacional del Libro Cuba 2010 rindió homenaje hoy al Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en el aniversario 83 de su natalicio.

El histórico guerrillero revolucionario, quien falleció el 11 de septiembre de 2009, ocupó múltiples cargos entre ellos, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido desde su fundación en 1965, además de ser Vicepresidente del Consejo de Estado.

Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba ,en la presentación del volumen "¡Atención! ¡Recuento!" subrayó la estatura de un hombre que puso su pluma al servicio de la Revolución y escribió la historia desde el mismo vórtice de la Historia.

Los escritores y artistas cubanos- manifestó- estaremos siempre en deuda con el revolucionario sin tacha que fue Juan Almeida, un hombre sencillo y humilde cuyo legado trasciende y engrandece la cultura de la Isla.

Bajo el cuidado de la Editorial Ciencias Sociales, "¡Atención! ¡Recuento!", vuelve al ruedo literario después de 14 años de ser publicado y narra tres etapas de la última lucha insurreccional del pueblo cubano contra la dictadura de Fulgencio Batista, el presidio, exilio y desembarco del Granma.

En la Sala Nicolás Guillén, del Complejo Morro Cabaña, también se presentó "Con la mano extendida", una recopilación de 100 canciones de la autoría del heroico combatiente.

Redento Morejón, editor de la compilación, señaló que en la misma prevaleció la idea de mostrar a un hombre de profunda sensibilidad, de una intensa y continua producción musical, caracterizada por la identidad melódica de un estilo personal, que lo acompañó desde sus primeras obras.

Entre los temas que se registran se encuentran antológicas creaciones como Guadalupe (La Lupe), Dame un traguito, A Santiago, Qué le pasa a esa mujer y Este camino largo.

En el prólogo del texto, del catálogo de la Casa Editora Abril, el reconocido pianista cubano Frank Fernández afirmó que la obra de Juan Almeida se caracteriza por una bella sencillez en la línea melódica, dependiente casi en lo absoluto del espíritu del texto que trata.