Noticias del día / Sábado 13 de febrero

Nadine Gordimer

La palabra y la voz

PEDRO DE LA HOZ

Algunos de los sueños de Nadine Gordimer se han cumplido; otros no. Vio el fin del oprobioso régimen del apartheid en Sudáfrica, en medio de una lucha que le valió el rechazo de la oligarquía y los medios a su servicio, que no podían concebir que una mujer blanca, de indudable talento, se situara en la otra orilla. Ha alcanzado en vida la gloria de ser considerada como una de las figuras principales de la literatura mundial, coronada por el Premio Nobel.

Pero no ha dejado de soñar ni de luchar. Le duele y combate las desventajas sociales que aún padecen quienes fueron largamente segregados y oprimidos; se preocupa por erradicar la nefasta herencia que dejó el apartheid en comunidades donde prevalece la xenofobia, y en otro orden, quisiera ver una África donde no exista la intromisión de los intereses imperiales y de las antiguas metrópolis.

Esta Nadine Gordimer que pasea por el ámbito de La Cabaña, invitada especialmente a la XIX Feria Internacional del Libro Cuba 2010, es la coherencia en persona. El compromiso de su escritura es inseparable al compromiso de su voz.

Dentro de unas horas, este mismo sábado, sostendrá un encuentro con los lectores —a las 2:30 p.m. en la sala Nicolás Guillén—, quienes podrán acceder a la edición cubana de Un capricho de la Naturaleza (Arte y Literatura).

Esa novela fue escrita en 1987. Su protagonista, Hilella, una muchacha que contrae matrimonio con un político cuya única divisa moral es la acumulación de poder a toda costa, le permite a la autora desarrollar un carácter que funciona como una especie de conciencia crítica, a la vez, penetrar con agudeza en la psicología social de los estratos que confluyen en la vida contemporánea de un país postcolonial.

Como dato curioso, la novelista, en una escena de la narración, se anticipó tres años a la realidad que llevó a Nelson Mandela a ser el primer presidente negro de Sudáfrica.

La Gordimer llegó a ese texto con una obra anterior consolidada. Novelas como Un huésped de honor (1970) y sobre todo El conservador (1974) habían ganado el favor de los lectores y de la crítica, y al mismo tiempo, hecho visible su extraordinaria solvencia para articular historias contadas de manera sobria y consistente con una proyección social emancipadora.

Todo ello fue logrado pese a las restricciones que padeció. En una entrevista publicada hace apenas unos días por La Jiribilla, ella recordaba cómo "durante el apartheid, tres de mis novelas fueron prohibidas, así como una recopilación de poesía de escritores negros, la cual reuní y edité; ediciones de mis libros prohibidos fueron introducidas de contrabando y fueron muy bien recibidas por los sudafricanos, incluyendo a Nelson Mandela, a quien le hicieron llegar un ejemplar de la novela Burger’s Daughter en la prisión Robben Island".

Estar en Cuba, para Nadine Gordimer, es también un acto de reafirmación solidaria. Ha sido claramente concluyente: "A Cuba se le debe dejar ser lo que es y quiere ser. El bloqueo debe cesar".

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