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Diamela Eltit y la vasta noche de Lumpérica en feria cubana

ANUBIS GALARDY

Foto: PLLumpérica, la novela de la escritora chilena Diamela Eltit, introdujo en la feria del libro Cuba 2009 un aliento de alta literatura, de experimentación formal como vestidura íntima e imprescindible de lo narrado.

La edición cubana de la obra, con la que debutó como narradora en su país en 1983, fue presentada este fin de semana en el Parque Morro Cabaña, sede de una cita en la que esa nación suramericana brilla como invitada de honor.

Publicada en la isla por Casa de las Américas, Lumpérica transcurre en una sola noche, en una plaza pública de Santiago de Chile, con su protagonista Iluminada L. deambulando por las calles vacías, tras el toque de queda.

Como telón de fondo, el fragor inquietante, el patrullaje de los carros policiales en permanente acecho.

Una metáfora –desde el arte- de la densa noche que ensombreció a ese país tras el golpe militar de 1973 concebido como una devastadora operación de guerra, con su secuela de carnicería cruenta, sus persecuciones encarnizadas y su cadena casi infinita de cadáveres sacados de los cuarteles en camiones de basura y sepultados en secreto.

Considerado en su momento un libro brillante, la noche de Iluminada L. es más que ese breve tránsito temporal para devenir tenebrosa bruma extendida durante meses, años. La novela como espejo de un mundo marginal, fragmentado, que disuelve en mil pedazos la identidad ciudadana.

A juicio de la crítica, en Lumpérica fluye un elemento poético de alto voltaje, que se impone por sí mismo, búsquedas y rupturas como sustento de una intensa necesidad expresiva. Iluminada navegando en la misma corriente de los "desarrapados de Santiago", los "pálidos" de la marginalidad.

En su presentación en Cuba, la especialista Zayda Capote la definió como un texto en que conviven gestos y reflexiones sobre la literatura, un universo de historias paralelas, de hilos narrativos disímiles. Hay incluso una escenificación de un interrogatorio policial. Puede ser vista también como un ensayo cinematográfico, añadió.

Diamela Eltit entró en su novela consciente del riesgo que asumía. Cada escritura lo es, afirmó en La Habana, no importa hacia donde camine. En mi caso ha sido una experiencia tensa, compleja, un desafío. Llevo escribiendo 26 años y parte de mi vida se ha ido ahí.

A su juicio, la literatura es un salto a otro espacio donde uno deja de vivir. Cada vez que uno publica un libro es como si dejara una maleta en el camino, subrayó. Reivindicó, a la par, la libertad absoluta que caracteriza su relación con la literatura, una relación ajena a toda sujeción burocrática, al día a día, a los horarios prefijados.

La edición cubana de su novela, con una tirada de cinco mil ejemplares, la sorprendió. Cuando se publicó por primera vez Lumpérica, solo constó de mil ejemplares. (PL)

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