La
naturaleza clasista y el propósito imperial de la Doctrina
de Seguridad Nacional de Estados Unidos puesta al servicio
de las elites de poder del gobierno, constituye parte
esencial de una profunda investigación realizada por
Alejandro Castro Espín que devino en libro presentado en la
XVIII Feria Internacional del Libro Cuba 2009.
De 310 páginas que incluyen una amplia y
documentada bibliografía, Imperio del terror, de
Castro Espín, fue dado a conocer a los asistentes a la
colmada sala Guillén, donde se encontraban los miembros del
Buró Político Esteban Lazo, José Ramón Balaguer, Abel
Prieto, estos dos últimos ministros de Salud Pública y
Cultura, respectivamente; el General de Cuerpo de Ejército
Álvaro López Miera; otros dirigentes del Partido, del
Instituto Cubano del Libro (ICL); y familiares de los Cinco
Héroes.
Acucioso estudio que resulta ameno sin
perder el rigor en el análisis, a juicio de su presentador,
el doctor Jorge Hernández, director del Centro de Estudios
sobre Estados Unidos, quien bosquejó la esencia del volumen
y destacó, particularmente, el enfoque histórico de los dos
primeros capítulos al considerarlos un análisis profundo
sobre las administraciones norteamericanas que detentan el
poder y usurpan el mandato del pueblo de ese país.
Master en Relaciones Internacionales, el
autor, al comentar sobre el entorno a partir del cual surgió
Imperio del terror cuestionó la teoría que sustenta
la Doctrina de Seguridad Nacional estadounidense, erigida
como instrumento de poder hegemónico y destinada, entre
otras cuestiones, a crear presuntas amenazas como la de la
Revolución cubana, blanco de sus innumerables planes
terroristas en aras de destruirla y atentar contra el pueblo
de la Isla y la vida de sus líderes.
Dedicado al pueblo de Cuba y a todos los
pueblos del mundo incluido el norteamericano, a las víctimas
del terrorismo, a los mártires de la Patria, al Che y su
destacamento de vanguardia, a Fidel, y sus padres, Vilma y
Raúl, Alejandro hizo oportuna mención, además, dentro de los
vastos aspectos abordados, a las consecuencias de ocho años
de administración irresponsable de George W. Bush, despedida
por una intensa crisis económico-financiera que trasciende
las fronteras de Estados Unidos sin una posible cercana
solución.