La poesía de la chilena Gabriela Mistral
enriqueció con su señorío la Feria del Libro Cuba 2009 en
una reedición de cinco mil ejemplares que puso en manos de
los lectores el Fondo editorial de Casa de las Américas.
Mistral es una de las constantes en la
fase habanera de la feria, dedicada en su 18 edición a esa
nación suramericana a la que ella otorgó, junto con Neruda,
una universalidad que los hermana, desde poéticas
diferentes.
La antología de Casa reúne textos de Tala,
Desolación -considerada su obra suprema- y Ternura. Del
primero de ellos, se eligieron 48 poemas, siete de Ternura,
amén de los escogidos de Desolación.
Premio Nobel de Literatura, sus vínculos
con Cuba son de larga data, anudados no solo con la fuerza
telúrica de su poesía, su amor y admiración por José Martí,
sino también con su presencia, cuando viajó a la isla por
primera vez en 1922 y luego en otras tres ocasiones, y dejó
para siempre la impronta de su verbo incandescente.
En la feria su obra se multiplica en los
stands cubanos y en el Pabellón de Chile y es una de la más
demandadas por un público disímil, de jóvenes en su mayoría,
que también se acercaron a ella desde la magnífica biografía
Gabriela Mistral, pública y secreta, de su coterráneo
Volodia Teitelboim, y sus Cartas de amor y desamor.
La compilación de Casa -cuya primera
edición se remonta a 1967-, salió a la venta con un precio
de 14 pesos en moneda nacional (poco más de 50 centavos de
dólar), y cuenta con un prólogo del poeta cubano Eliseo
Diego, que le añade un valor especial.
Al definir la naturaleza de su poética,
afirma: Así como hay quienes fundan desde el hombre, ella da
vida desde su sobreabundancia. Es en el fin de su poesía
donde está su verdadero comienzo "en la simple gratitud
vivificante del agua y todo el susto por el gozo de la
cascada que se reparte".
Con el amor como fuerza impulsora de su
literatura, nada más lejos de ella que el otro mistral, ese
viento frío y seco, que sopla del Norte en las costas del
Mediterráneo.