Las Tunas

Los dueños del mañana se apoderan desde hoy

Texto y foto: Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— Algunos atribuyen el hecho a la feliz coincidencia, en tiempo, con la semana de receso docente. En ediciones anteriores, sin embargo, y en otras regiones del país, el panorama ha sido igual: un enjambre de niños colma estanquillos, áreas y puntos de venta para "libar" con tal ansia lo preferido, que en pocas jornadas comienzan a escasear o a extinguirse varios títulos de literatura infantil y juvenil.

Entre otras razones, Iroel Sánchez, presidente del Instituto Cubano del Libro, atribuye esa avidez por la lectura entre los más pequeños al creciente interés que muestran muchas familias para que sus hijos tengan y lean los mejores libros, de acuerdo con sus respectivas edades.

La validez de esa apreciación la confirmaría, minutos más tarde, una joven llamada Yalennis Olivero, quien con la pequeña Yennifer en brazos rastrea libros de colorear para su otra hija (Sheila) y cuentos o historietas educativas para su sobrina Daniela.

Aguardando su turno para saborear helados en la cremería de Las Copas, Káterin y Cárolin Fernández miran una y otra vez los ejemplares que acaba de comprarles su abuela Milvia: una mujer jubilada por enfermedad, viuda y sostén del hogar, quien cada año se las ingenia para agasajar a sus dos nietas, convencida de que la lectura es un alimento imprescindible para la salud interna de los niños.

Pero no solo cuentos, fábulas o dibujos constituyen el centro de atracción infantil dentro —y fuera— de estas ferias. Luego de repasar dos o tres veces la estantería, Hugo Alejandro Martínez (9 años, cuarto grado de escolaridad) larga un suspiro. ¿Qué te ocurre? —pregunto. "Ayer lo vi —responde— estaba aquí mismo y ahora no hay ninguno..." Se refiere a El escudo de la palma real: uno de los títulos más solicitados por los niños, según explica Daisy Castillo, veladora de sala. Por suerte no todo está perdido para Hugo. Una niña comunica que a pocos metros de allí, al fondo de la Plaza Cultural, todavía hay varios ejemplares.

No sé si el infante habrá salido corriendo en esa dirección. Es de suponer que sí. Quienes no debemos dejar de hacerlo somos absolutamente todos los adultos: padres, abuelos, escritores, funcionarios, editores, directivos..., en especial quienes no olvidamos la visión de amplia luz con que desde los años sesenta del pasado siglo el Comandante en Jefe Fidel Castro nos llamó no a creer, sino a leer.

Motivaciones en los niños y condiciones para complacerlos existen hoy, como nunca, en todo el archipiélago. Aprovechémoslas. Nadie imagine que será fácil implantar (sembrar artificialmente) mañana el hábito por la lectura que no se forme hoy.

8 de marzo de 2008


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