Un
hallazgo casual y la coincidencia de la reunión anual de los
corresponsales de nuestro diario en Camagüey con la XVII Feria
Internacional del Libro Cuba 2008 propiciaron un momento significativo
en la agenda de este último evento en una ciudad bendecida por la
avidez cultural.
Mientras se procedía hace apenas unas semanas a la
limpieza y reordenamiento del archivo de la dirección de Granma,
apareció un largo pliego amarillento con los versos, dibujados, más
que escritos, con una caligrafía inconfundible, del famoso poema de
Nicolás Guillén Canción de cuna para despertar a un negrito
("Una paloma / cantando pasa: / —¡Upa, mi negro, / que el sol abrasa!
/ Ya nadie duerme, / ni está en su casa; / ni el cocodrilo / ni la
yaguaza, / ni la culebra, / ni la torcaza... / Coco, cacao, / cacho,
cachaza, / ¡upa, mi negro, / que el sol abrasa!...").
Todo nos hizo indicar que se trataba de la copia "en
limpio", pasada "a mano" por el propio Nicolás, al término de la
composición de uno de los poemas escritos por él durante su estancia
en Brasil durante los primeros meses de 1953. Bajo su firma, estampó
fecha y lugar: nada menos que la casa del célebre pintor brasileño
Cándido Portinari, a quien también por esos días dedicaría un "son",
anfitrión del bardo cubano perseguido por la dictadura y arrojado al
exilio. Nicolás diría en correspondencia a su fraterno Ángel Augier
que en Brasil había encontrado "tiempo, serenidad y materiales para
trabajar".
Es muy probable que Guillén, amigo y coterráneo de
Jorge Enrique Mendoza, haya dejado esta copia a quien fuera por largos
años director de Granma para que la fotocopiara o utilizara en
una publicación. Lo cierto fue que el manuscrito quedó olvidado en el
archivo hasta su rescate.
Por acuerdo de nuestro Consejo de Dirección, el pliego
fue entregado a las autoridades camagüeyanas, tierra natal del poeta,
para su conservación. Y ello aconteció en la sede de la Oficina del
Historiador de la Ciudad, antiguo Convento de las Ursulinas: Lázaro
Barredo puso el documento en manos de la Dirección Provincial de
Cultura en la velada donde se dio la bienvenida a los escritores
participantes en la Feria del Libro —Abel Prieto, ministro de Cultura;
la homenajeada Graziella Pogolotti, la poetisa Liudmila Quincoses,
nuestra Marta Rojas, el poeta Sigfredo Ariel, el teatrista Rafael
González, el poeta y traductor Jesús David Curbelo, el poeta y
ensayista Roberto Méndez, en compañía de Julio César García, primer
secretario del Comité Provincial del Partido, e Iroel Sánchez,
presidente del Instituto Cubano del Libro— y comenzaba la jornada
agramontina por el Día de la Prensa Cubana.
En definitiva, un buen destino para la Canción de
cuna¼ En Camagüey no solo se le rinde
culto al poeta que cantó a la ciudad —"suave comarca de pastores y
sombreros"—, sino se investiga con ardor y paciencia su obra en un
Centro dirigido por el doctor Luis Álvarez, uno de nuestros más agudos
y profundos ensayistas.
Un buen destino, además, por el fervor hacia el libro,
ampliamente demostrado a lo largo de estos días de Feria.