BRASIL

 

Esos primeros escritos, hechos en Brasil, sobre Brasil, de acuerdo con criterios estéticos vigentes en occidente, reflejan relaciones con estilos de vida y arte del tiempo. Desde el punto de vista estético, en los tres primeros siglos aparecen en las manifestaciones literarias el barroco, el neoclásico y el arcádico.

Las manifestaciones literarias fueron desdoblamientos de la literatura portuguesa, que aún no había desarrollado de manera cabal los géneros literarios. Así, la literatura barroca producida en la colonia acabó siendo de calidad inferior, salvo raras excepciones.

Con el traslado de la familia real en 1808 y el establecimiento de la corte en Río de Janeiro, hubo sucesivos progresos en la vida intelectual, que se expresaron con el desarrollo de la prensa y la publicación de periódicos. Después de la independencia (1822), se destacan la prosa patriótica, el ensayo político, el sermón nacionalista. El rasgo nacional más importante es la definición de la conciencia diferenciadora de la literatura portuguesa y brasileña.

En la década de 1870, el país conoció un gran desarrollo y el progreso se hizo sentir en las mayores ciudades. Creció la prensa y surgieron nuevas revistas. En la misma época se inició un movimiento de nuevas ideas filosóficas y literarias, que se extendió hasta principios del siglo XX, inspirado en el positivismo y en el evolucionismo con resonancias en la literatura.

El sistema de ideas y normas estéticas, implantado en la década de los 1870, constituyó el complejo estilístico del realismo, el naturalismo y el parnasianismo, propio de los poetas parnasianos. Quedaba ya configurado el sistema literario en Brasil.

La conciencia literaria y crítica surge después de 1870.

A partir de 1890 entra en escena el simbolismo.

El modernismo fue un movimiento cultural que se ocupó de la revisión de Brasil. Fue el resultado de los modelos europeos (vanguardias francesa e italiana) conjugados con las tendencias nacionales.

Algunos autores de vanguardia se unieron para combatir lo que consideraban restos de un pasado muerto.

Las décadas de 1930 y 1940 representaron una aceptación plena del modernismo, junto al cual floreció el regionalismo crítico del nordeste.

El experimentalismo estético de la Semana de Arte Moderno acabó generando una conciencia nueva con la que se revisaron viejos y nuevos problemas de la cultura, como la calidad y la tradición.

La producción de los autores de la primera mitad del siglo XX deja traslucir nuevas angustias y nuevos proyectos en la obra de poetas, narradores y ensayistas.

Después de 1950, la obsesión por el desarrollo se vuelve dominante y el nacionalismo se desplaza de la derecha hacia las ideologías izquierdistas.

SubirSubir