La obra
literaria más antigua que se conoce en alemán es el poema épico
Hildebrandslied (El cantar de Hildebrand), del que ha
sobrevivido un fragmento fechado alrededor del año 800. Esta obra
describe, el enfrentamiento y el inicio de una batalla entre el héroe
legendario Hildebrand y su hijo.
El
cristianismo, que fue la fuerza dominante en la literatura alemana
desde el siglo IV hasta el XII, renegaba de esta tradición pagana. En
la temprana fecha de 381 se tradujo la Biblia a su lengua vernácula.
Bajo el
dominio del franco Carlos Martel se fundaron muchas abadías, donde los
monjes preservaron la literatura antigua tanto como la historia de su
propia época. Sin embargo, durante este periodo la mayoría de las
obras literarias fueron escritas en latín. Además de poemas épicos
escritos para las cortes palaciegas, durante los siglos IX y X se
desarrolló una literatura oral popular.
La
poesía se desarrolló como un modo de expresión secularizada, y
aparecieron las formas épicas, líricas y satíricas. Otro estilo
importante fue la epopeya cortesana.
En la
segunda mitad del siglo XIII la naturaleza de la épica comienza a
cambiar con la introducción de personajes de la burguesía y del
campesinado.
Los
campesinos, hasta entonces objeto de burla, poco a poco irán
alcanzando importancia en literatura, apareciendo en lugar prominente
en obras como Meier Helmbrecht, un cuento del siglo XIII sobre
la vida campesina.
Entre
los dramaturgos importantes del periodo de la Reforma están Burkard
Waldis, que escribió también fábulas satíricas, Nikodemus Frischlin y
Hans Sachs.
El
desarrollo de la literatura alemana se vio frenado a causa de la
guerra de los Treinta Años. Los efectos del conflicto se pueden ver en
la obra del novelista Hans Jakob Christoph von Grimmelshausen.
Al
comienzo del siglo XVIII la vida cultural alemana se había hecho más
receptiva a los nuevos modelos e ideas literarias. Novelas como
Robinson Crusoe, del novelista inglés Daniel Defoe, fueron
ampliamente leídas en Alemania, y significaron la decadencia de la
narración heroica y el incremento del realismo en la novela alemana.
La
evolución de Goethe y Schiller, después de sus primeros dramas,
representa uno de los mayores logros del periodo clásico en la
literatura alemana, una época caracterizada por su contención
emocional, equilibrio del pensamiento y brillantez de expresión.
La
creciente tendencia romántica de la literatura alemana, se convirtió
en dominante en 1798, con la primera aparición del periódico Das
Athenäum.
Las
guerras napoleónicas despertaron en los escritores alemanes un nuevo
sentido de la identidad nacional.
Los
cuentos populares y la mitología, otra de las preocupaciones del
romanticismo alemán, recibieron atención en las recopilaciones hechas
por dos profesores, los hermanos Grimm, Jacob Ludwig Karl y Wilhelm
Karl.
El
movimiento naturalista en literatura apareció después del apogeo del
realismo. El realismo busca un arte que refleje las fuerzas del bien y
del mal que afectan a la vida humana.
Otros
movimientos importantes de la literatura alemana de principios del
siglo XX fueron el neoclasicismo, el neorromanticismo, el simbolismo,
el surrealismo, dadaísmo y el más importante, el expresionismo, que
pone el acento en cuestiones de orden psicológico.
El
movimiento expresionista produjo algunos poetas de gran originalidad.
Su tema central era la crisis de los valores individuales y
colectivos, llenos de nostalgia y soledad; la desesperación ante la
miseria y la soledad de la vida urbana.
Los
novelistas alemanes modernos más destacados son Thomas Mann, Hermann
Hesse y Franz Kafka. Los conflictos y dificultades de la personalidad
creadora son el tema de las novelas y narraciones más importantes de
Mann. En Der Zauberberg (La montaña mágica, 1924)
ofrecía lo que de hecho es una alegoría de la vida intelectual
occidental en vísperas de la I Guerra Mundial.
Ningún
escritor en alemán ha ejercido una influencia tan extraordinaria en la
novela contemporánea como el escritor checo Franz Kafka. Sus novelas
Der Prozess (El proceso, 1925), Das Schloss (El
castillo, 1926) y Amerika (1927), así como sus numerosas
narraciones ofrecen un fascinante ajuste de cuentas con un mundo
desarticulado e inescrutable, atrapado por la falta de fe y de
dirección. El estilo narrativo aparentemente sencillo de Kafka dio una
nueva profundidad al principio expresionista, evocando el misterio de
la experiencia humana a través de símbolos sugerentes.
La época
moderna de la poesía alemana empieza con Nietzsche, que escribía
poesía lírica según las escuelas impresionista y expresionista. Su
influencia puede rastrearse en la poesía y la prosa de Gottfried Benn,
cuya desilusión y desesperación casi nihilistas subyacen en su
búsqueda de valores positivos.
El
ascenso del nacionalsocialismo y el gobierno totalitario de Adolf
Hitler destruyeron virtualmente la cultura alemana. Los nazis
impusieron en la literatura un realismo trivial y un fanatismo
nacionalista. Muchos escritores se vieron obligados a abandonar
Alemania víctimas de la persecución o porque no querían soportar la
opresión de una dictadura. Durante este periodo, la única literatura
alemana significativa fue producida por escritores exiliados de su
país natal.
Tras el
colapso del régimen de Hitler, tuvo lugar una renovación considerable
de la literatura alemana. Muchos escritores continuaron su tarea en la
novela del siglo XX y en la poesía moderna.
De la
nueva generación de novelistas alemanes que empezaron a tener éxito
tras la II Guerra Mundial sobresalen Heinrich Böll, ganador del Premio
Nobel de Literatura de 1972, Uwe Johnson, Günter Grass y Lenz,
miembros del Grupo 47, un grupo de jóvenes y dinámicos escritores
comprometidos a liberar la expresión y en desacuerdo con las actitudes
complacientes con la guerra. Billard um Halbzehn (Billar a
las nueve y media, 1959), de Böll, indaga en la historia de
Alemania a través de la peripecia de una familia a lo largo del último
medio siglo.
Entre
las innovadoras novelas de Grass, que tratan a menudo del conflicto
entre la sociedad moderna y sus críticos, se encuentran Die
Blechtrommel (El tambor de hojalata, 1959), una desenfadada
sátira sobre la Alemania nazi, llevada al cine en 1979; Der Butt
(El rodaballo, 1976) y Kopfgeburten; oder, Die Deutschen
sterben aus (Partos mentales, 1980), obras en las que
mezcla lo fantástico y lo macabro.