Pocos libros escritos en Cuba han explorado con
tanta profundidad el mundo interior de la mujer en relación con su
ámbito familiar y su entorno cotidiano como el que con el título de
Ofelias y la firma de la santiaguera Aida Bahr mereció el
Premio Alejo Carpentier de cuento en el 2007.
Muchas autoras y algunos autores cubanos se han
referido al mundo femenino tomándolo como tema y sustrato de
novelas, relatos y poemas, y los aciertos, en tal empeño, no son
pocos ni desestimables.
Sin embargo, lo que distingue al libro de Bahr es la
racional disección que, con estilo frío y descarnado, profundiza en
situaciones sicosociales asociadas a autovaloraciones equivocadas y
desencadenantes de trastornos capaces de llevar al sujeto a estados
extremos de alienación.
La escritora se atreve con asuntos muy sacralizados
por el imaginario colectivo como puede ser la maternidad (vista en
el cuento Indefiniciones) en sus variantes menos idealizadas
y conflictivas hasta el punto de que el lector pudiera preguntarse
hasta què punto una mujer tiene derecho a sentirse frustrada con la
llegada de un hijo no planificado.
Por otra parte, la sumisión, extraordinariamente
presentada en Colores y La mirada del tigre, es otro
de los aspectos tocados por Aida Bahr con especial agudeza. En ambos
relatos es la familia (madre y padre) quienes convierten a la
protagonista en un ser sin derecho a la autodeterminación y que
recurre a morbosas fantasías para liberarse interiormente de ese
lastre que la ha convertido en la víctima propicia para el atropello
y la humillación.
Texto muy encomiable es Fugas donde una niña
llega a situaciones límites motivada por la falta de atención y
hasta el rechazo que recibe del mundo de los adultos: estos la
condenan a convertirse en una marginada antes de tiempo, un ser
condenado a esa locura, según su madre, propia de todos los viejos y
que, sin embargo, a lo largo de la narración se extiende a los tres
personajes femeninos que la protagonizan.
El asunto de la homosexualidad, sutilmente
desarrollado en Juegos de mujer, adquiere en Ofelias
un tratamiento sui géneris. Admira en este relato la tensión, la
manera natural en que se confunden infidelidad y cambio de
preferencia sexual, la contradicción entre los deseos de realización
de la protagonista y la imposibilidad de superarse a sí misma que la
lleva a desear un escape definitivo y doloroso.
Pudiera hacerse un comentario elogioso de cada uno
de los siete cuentos porque todos poseen la virtud de expresar
intimidades sin recurrir a los recursos de falsos monólogos
interiores ni confesiones que muchas veces son mas de lo(a)s
autore(a)s que de los personajes.
Con Ofelias, Aida Bahr da un paso firme en su
carrera de cuentista y nos propone un modo muy original de tratar
temas femeninos desde una perspectiva nada idealizada y
absolutamente realista, utilizando las palabras necesarias y
acercándonos a los abismos del comportamiento y el carácter creados
por el contexto en sus protagonistas.
Si Las voces y los ecos la consagran como una
de las novelistas más interesantes con las que cuenta la literatura
escrita por mujeres en Cuba, su libro de cuentos premiado la coloca
también entre las que dominan el relato breve con maestría y sin
complejo de géneros.
Coincido con la ensayista Zaida Capote en que este
es un libro feminista. Pero feminista de calibre universal, sin
edulcoraciones y reflejando también "lo feo" que puede resultar ser
mujer en un contexto dominado por el pensamiento y la educación
patriarcal.
Ofelias es un libro que tanto hombres como
mujeres debemos leer.