Nos quieren dejar hasta sin tierra

María Julia Mayoral y Ricardo López Hevia (foto), enviados especiales de Granma

CARACAS.—"He venido para decir los efectos del imperialismo en el campo de Brasil", así resume José Luis Patrona, integrante del Movimiento de los Sin Tierra, su presencia en el Tribunal Internacional Antimperialista, que este fin de semana devino el principal escenario de denuncia y combate del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Desde la apertura de las sesiones, el presidente del Tribunal, José Vicente Rangel, vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, lo había anunciado: ese juzgado no sería imparcial, porque "no se puede ser imparcial frente al imperialismo; se está con él, con la explotación del ser humano, la guerra, los crímenes, la represión, el terrorismo de Estado, la destrucción del medio ambiente..., o se está en su contra". Lo que sí no se diría ni una sola mentira durante el debate ni en los fallos finales; ella que siga aliada a nuestros adversarios.

Hoy como nunca las grandes transnacionales, en especial las estadounidenses, comenta José Luis Patrona, imponen sus modelos y ejercen control sobre todas las labores relacionadas con la actividad agrícola, incluido el comercio. La economía brasileña, ilustra, está volcada hacia el mercado agrario exportador; es decir, de espaldas a las necesidades del pueblo.

"En mi país, según los datos oficiales del Gobierno, hay 53 millones de personas que no se alimentan bien todos los días. Esto provoca serios daños económicos y sociales. Aumentan, por ejemplo, las migraciones del campo hacia las ciudades, y ¿qué pasa en estas últimas? Crece el llamado proceso de fabelalización social: la gente va para las villas urbanas; solo en el caso de Río de Janeiro en los últimos 30 o 40 años se han formado siete villas donde viven dos millones de habitantes en condiciones cada vez más precarias."

La propia expansión capitalista bajo los esquemas de la globalización neoliberal necesita ampliar de manera acelerada la cantidad de tierra bajo su control, lo cual está provocando conflictos muy grandes en distintas regiones de Brasil. Además, en los 10 años cerca de 1 200 campesinos, integrantes de las organizaciones sindicales y abogados han sido asesinados en esas áreas, donde hay conflictos entre los campesinos y las transnacionales, explica el joven luchador.

Con el avance del neoliberalismo, indica, esas contradicciones se han hecho más profundas y se arremete contra nuestro Movimiento, que intenta construir otro modelo de desarrollo para el campo brasileño. El Festival, su Tribunal Internacional Antimperialista, es espacio ideal para denunciar esos problemas y concertar nuestras luchas, porque a nuestros pueblos los quieren dejar hasta sin tierra.

 

   

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