El Festival desborda los recintos
Ventura
de Jesús y RICARDO LÓPEZ HEVIA (foto) Enviados especiales
El
Festival de la Juventud y los Estudiantes no cabe en los espacios
cerrados.
Es
muy frecuente ver a los delegados husmeando curiosos por las calles de
Caracas, sobre todo en el entorno del Parque Central, el Teatro Teresa
Carreño y la Universidad Bolivariana.
Son como reuniones
ambulatorias. Se las arreglan para tomarse una pausa de respiro en sus
discusiones diarias y se entregan al encanto natural de la ciudad y su
gente. Nadie duda que sean tertulias abiertas donde de seguro se sigue
hablando del tema más recurrente: Venezuela y su proceso
revolucionario.
En la tarde y noche la
música alcanza a todos. Es una molestia gustosa que los visitantes
agradecen. El eco del joropo se entremezcla con consignas y alabanzas
a Venezuela y su pueblo.
A medida que transcurren
las horas parece incontenible el ir y venir de los delegados en las
villas de alojamiento. Da la impresión que ellos mismos se sienten en
un ámbito propio.
Muchos todavía se
muestran conmovidos con el discurso pronunciado por el mandatario Hugo
Chávez en la jornada inaugural. Creen que la grandeza de la
Revolución Bolivariana tiene mucho que ver con el carisma del
Presidente. No hacen más que aplaudirlo y vitorearlo cuando algún
ponente lo cita o recuerda alguna frase suya.
Un delegado africano
estudiante de Economía en la Universidad Camilo Cienfuegos, en
Matanzas, comentó en El Paseo de los Próceres: "A Chávez debemos
cuidarlo entre todos. Significa la refundación de la esperanza y de
la fe en este continente y en el mundo".
El Festival continúa y
los delegados empiezan a experimentar la cómoda sensación de
sentirse como en casa.
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