Cada actuación, un alba
María
Julia Mayoral
Enviada especial de Granma
CARACAS.—La nutrida
delegación artística de Cuba al XVI Festival de la Juventud y los
Estudiantes no tiene minuto de descanso. Sus integrantes: humoristas,
trovadores, artistas circenses, solistas, agrupaciones vocales,
conjuntos musicales, repentistas, especialistas de las artes
plásticas... van cada día para brindar sus funciones en distintos
lugares.
Delegados a la cita
internacional, cooperantes cubanos en esta nación suramericana y
vecinos de varias parroquias de Caracas han sido el público.
Para los médicos Celia
Rosa Rodríguez Millán y Leonardo Ramírez Labrada, de Ciudad de La
Habana, y Lenin Quintana Reyes, de Santiago de Cuba, haber disfrutado
esas actuaciones da la impresión de que les han traído hasta aquí
un pedazo de la tierra cubana, sus sonidos, sus colores; es como si
estuvieran en casa.
Si hermoso es para ellos,
para los artistas también. Octavio Rodríguez, el conocido humorista
Churrisco, asegura que "cada presentación es un alba; y para
ella nos convertimos en embajadores de la alegría, el optimismo y de
nuestra identidad cultural".
A Churrisco le sobra don
para subirse al escenario y hacer reír, porque cuando uno ríe,
afirma, el alma sale de vacaciones, y si no le concedes espacio a la
alegría, el alma pide licencia sin sueldo. El Festival, opina, está
siendo una oportunidad excepcional para mostrar la identidad cultural
de los cubanos, cuando en el mundo esos rasgos peculiares e
irrepetibles de los pueblos se ven amenazados por la llamada cultura
de masas, con patrones homogeneizadores.
Para la joven Gisela Sosa,
directora de la agrupación Novel Voz, haber venido al Festival es una
experiencia singular. No estamos precisados, explica, al rigor
técnico habitual en nuestras actuaciones como profesionales; pero
aquí, sin dejar de exigirnos la mayor calidad, el objetivo es otro:
es hacer vivir, comunicarnos, ayudar a que el Festival sea la casa
grande de los jóvenes del mundo.
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