Hechizo infantil en Caracas

Ventura de Jesús y Jorge L. Baños (foto),
Enviados especiales

Los niños tuvieron protagonismo este miércoles en Caracas. Con la magia que siempre suscita su presencia, los infantes ocuparon un espacio importante en esta jornada del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Pioneros cubanos e integrantes de la organización infantil venezolana conocida como Mini Frente, sostuvieron un encuentro fraternal en esta ciudad que concluyó agrandando el afecto entre los pueblos de Cuba y de la Patria de Bolívar.

Fueron horas animadas por la danza folclórica, la risa, el canto y el baile, y en las que los niños de ambos países gozaron de lo lindo con las travesuras y la inocencia propias de la edad.

Los anfitriones colmaron de atenciones a sus invitados, y como muestra de ese cariño cedieron franelas que simbolizan a su organización. En gesto de reciprocidad, los pioneros cubanos entregaron pañoletas y entrelazaron sus manos en señal de amistad.

Yekuana Martínez, de la dirección del Frente Francisco de Miranda, resumió que fue un conmovedor encuentro.

"Esta es la primera ocasión en que se reúnen niños de nuestros dos países. Los mayores hemos tenido el privilegio de disfrutar este grande alborozo. A ellos jamás se les olvidará".

Para Liuba María Hevia, importante exponente de la música cubana, resultó una tarde rica en imaginación, "como suele ocurrir cada vez que actuamos para los niños", admitió.

José Alfredo Montaño Pérez, venezolano de apenas 11 años de edad, lo resumió con una palabra arraigada en el habla popular de esta región: "chévere", y añadió que para ellos fue maravilloso conocer y compartir con los niños cubanos.

Similar apreciación ofreció la menor cardenense Maynolis Rodríguez, quien reveló sentirse como en su casa y admirar el comportamiento de los anfitriones. "Ha sido un encanto, ellos son excelentes amigos".

La fiesta se extendió hasta bien entrada la tarde. La música los alborotó en la pista. Bailaron de todo. Los venezolanos se lucieron en el joropo y su rico tambor, y los cubanitos hicieron las delicias en el baile de casino.

Un suspiro de amistad los unió para siempre. Se veían muy alegres los representantes de una niñez que apuesta por el futuro.

 

   

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