Derechos hipócritas

Delegado italiano asegura que una cosa son los derechos en papeles y otra los reales al alcance de los jóvenes de su país

MARÍA JULIA MAYORAL y RICARDO LÓPEZ HEVIA (foto)
enviados especiales

CARACAS.—"Los derechos humanos no existen en muchas partes de este mundo; en eso podríamos estar de acuerdo millones de habitantes del orbe. Entonces el asunto no está en reconocer la calamidad; la diferencia radica en la postura que adoptemos", afirma el italiano Aimone Spinola, uno de los más de 15 000 delegados al XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

A la entrada de una de las salas de debate, en la zona del Parque Central, me encuentro con él y otros muchachos interesados en participar en un intercambio sobre el ejercicio de los derechos humanos.

Su frase, como respuesta a una de mis preguntas, tiene un sabor amargo. Después entiendo por qué: hace un lustro tuvo que abandonar los estudios en Ciencias de la Comunicación, en la universidad de Sapienza en Roma y aún hoy no ha podido retornar al aula. "Necesitaba dinero para sobrevivir. Hoy tengo dos trabajos, sin respaldo de contrato por parte de mis empleadores, así que no tengo derecho a nada".

Mi situación, aclara, es la de numerosos jóvenes en Italia, donde con frecuencia políticos y medios de prensa comentan las violaciones cometidas en otras naciones, pero no miran las cotidianas que tienen lugar en casa.

De cuáles derechos humanos nos van a hablar a los jóvenes de mi país, cuestiona Spinola, si aumenta la privatización de la educación y de los servicios de salud, y si alguien como yo quisiera tener una casa propia tendría que reunir los sueldos como de 200 años.

Nada de eso, opina, parece contar para el discurso oficial, pues las leyes nos dan derechos a tener salud, educación, techo..., aunque no tengamos respuesta de cómo conseguiremos los recursos para ejercer esas prerrogativas; se trata de una gran hipocresía.

Los jóvenes italianos, afirma, cada vez gastamos más tiempo en conseguir empleo que en trabajar de manera estable en algún lugar: los puestos escasean, y el mercado laboral se ha "flexibilizado" mediante la promulgación de nuevas leyes a favor de los dueños de las empresas y negocios.

Con esa inseguridad, agrega, muchos no podemos hacer planes para el futuro; casi nadie que vive del salario puede arriesgarse a hacer inversiones a largo plazo para mejorar sus condiciones de vida.

Contra estas realidades, sostiene, debemos rebelarnos los jóvenes de todo el mundo; hemos perdido hasta los beneficios reivindicativos logrados por nuestros padres en intensos años de lucha por parte del movimiento obrero después de la II Guerra Mundial. Por eso es tan bueno venir al Festival, para escuchar experiencias de lucha y unir fuerzas.

 

   

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