El silencio, otra bomba mortal
A 60 años de los
sucesos de Hiroshima y Nagasaki, un delegado japonés al XVI Festival
Mundial de la Juventud y los Estudiantes evalúa la importancia de
discutir el tema en la cita de Caracas
Texto
y foto: María Julia Mayoral
Enviada especial de Granma
"Es
importante hacer un llamado a todos los jóvenes del mundo, sobre todo
en estos momentos en que proliferan las armas nucleares, para combatir
juntos el armamentismo y las guerras; no se nos puede olvidar lo
ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, porque hoy los peligros son mayores",
asegura Hajime Yoshikawa, vicepresidente del Comité Central de la
Liga de la Juventud Socialista de Japón.
Hajime Yoshikawa asegura sentirse muy optimista por el saldo que dejará para la juventud mundial el próximo encuentro en Caracas.
Economista de 37 años de
edad, Hajime, junto a otros 34 delegados representa a su
organización, en el XVI Festival Mundial de la Juventud y los
Estudiantes.
Los estallidos de las
bombas nucleares en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, opina, no
son cuestión del pasado. Las secuelas de las radiaciones siguen
quebrando la salud física y mental de muchos descendientes de las
víctimas directas de aquel ataque estadounidense a fines de la II
Guerra Mundial.
Hechos como esos, recalca,
no deberían repetirse jamás; sin embargo, en la actualidad no pocas
personas en mi país prefieren no hablar del tema y en las escuelas se
evita tratarlo.
"El
silencio no solo puede estar dado por las posiciones oficiales, sino
también por el temor dentro de las familias, pues es un asunto muy
delicado: todavía las investigaciones científicas no han aclarado
todo lo referido a las posibles secuelas, y entre los sobrevivientes
de las radiaciones nucleares muchos ocultan que fueron víctimas por
pena con sus descendientes, quienes pueden estar condenados a
enfermedades mortales, así como los hijos y nietos que nacerán en el
futuro."
Ciudadanos pertenecientes
a la tercera y a la cuarta generación han creado grupos para
intercambiar opiniones e información sobre sus casos, pero esas
asociaciones no abundan, explica Hajime.
"Por
haber vivido esta amarga experiencia, los japoneses que vamos al
Festival debemos desempeñar un papel importante en las discusiones
que allí tendrán lugar contra la guerra y el desarrollo de las armas
nucleares. Por esa razón, como parte de nuestro grupo llevamos en
calidad de invitado a una de las víctimas de Hiroshima: un hombre de
73 años, Yasuhiko Takeda, quien todavía vive en esa ciudad, y podrá
contar sus vivencias a los jóvenes de otros países."
HABLAR DEL DESEMPLEO
Casi la totalidad de los
delegados al Festival agrupados por la Liga de la Juventud Socialista
de Japón son trabajadores, de ahí su interés en asistir a los
debates sobre el empleo. La desocupación, refiere Hajime, constituye
un grave problema para los jóvenes japoneses en edad laboral; su
índice se eleva al 10%, mientras el porcentaje general en la nación
es de un 5%.
Las compañías, agrega,
no solo se niegan a darles plazas a los novatos; cuando muchos
consiguen ocupación es a tiempo parcial, con bajos salarios y sin los
beneficios de la seguridad social. Quienes son empleados bajo esas
condiciones, ejemplifica, ganan casi una tercera parte de lo devengado
por los permanentes.
"Actualmente
en mi país el movimiento obrero no tiene la fuerza de décadas
anteriores, por eso nos será muy interesante conocer las experiencias
de quienes en otras partes del planeta luchan por las reivindicaciones
de los trabajadores."
VETERANO DE LOS
FESTIVALES
Para Hajime Yoshikawa la
cita en Caracas será su tercer Festival. Fue delegado a los
encuentros celebrados en Pyongyang y La Habana, de los cuales guarda
gratos recuerdos.
Aunque sigue sin ser
noticia en los grandes medios de comunicación de Japón, el cercano
encuentro en la tierra bolivariana, le ayudará, asegura, "a aumentar
la confianza en que somos cada vez más los empeñados en lograr un
mundo mejor".
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