Ni
más Hiroshimas ni más Nagasakis
Opiniones de dos
delegadas japonesas al XVI Festival Mundial de la Juventud ylos
Estudiantes
MARÍA
JULIA MAYORAL,enviada especialde Granma
TOKIO.—
Decenas de miles de armas nucleares, mucho más potentes que las
lanzadas por Estados Unidos hace 60 años en Hiroshima y Nagasaki,
amenazan hoy a la humanidad.
Cadáveres
en las calles de Nagasaki después del bombardeo atómico, una
tragedia que la humanidad no debe volver a vivir.
Ese solo hecho y la
proliferación de guerras injustas contra pueblos indefensos, tienen
que ser detenidos; el mundo no tiene otra alternativa si desea
sobrevivir. Yuko Someya y Aiko Matsui, integrantes de la Liga de la
Juventud Democrática de Japón, hallan en esas realidades su
principal motivación para asistir al XVI Festival Mundial de la
Juventud y los Estudiantes en Venezuela.
Para
Aiko Matsui y Yuko Someya (de izquierda a derecha en la foto) el
Festival será una excelente oportunidad para luchar contra el
armamentismo y la guerra.
Aiko, economista de 29 años
de edad, es la actual subdirectora del Departamento de Redacción del
boletín editado por la Liga, y Yuko, de 28 años, graduada en
administración ejecutiva, dirige el Departamento Internacional de la
organización.
Ellas son parte de los 28
jóvenes que agrupados por dicha institución acudirán a la cita
mundial en la tierra de Bolívar, considerada por ambas como una gran
oportunidad para denunciar crímenes pasados y presentes.
"Si juntamos los
corazones, será una fuerza para mover la sociedad y construir un
mundo de paz sin armas nucleares", así afirma el texto que
preparan para exponer en las sesiones del foro en Caracas, donde también
piensan recoger firmas a favor de la campaña internacional sobre la
necesidad de abolir las armas nucleares, para hacer "que no hayan
más Hiroshimas ni Nagasakis".
Como parte de los
preparativos para el encuentro en Venezuela, su organización,
explican, convocó a una conferencia en la Universidad de Tokio bajo
el título de Adiós a Washington, América Latina va por su propio
camino, en la cual examinaron las experiencias de la Revolución
Bolivariana.
Ir a Caracas, asegura
Yuko, será importante para mí, porque me gustaría ver con mis ojos
cómo ese pueblo no solo está enfrentando las amenazas de Estados
Unidos, sino que emprende una senda propia e independiente hacia el
socialismo.
Entre las actividades
previas al Festival, informa, varias organizaciones en Japón nos
hemos puesto de acuerdo para celebrar el 4 de agosto en Hiroshima y el
día 8 en Nagasaki, dos manifestaciones donde reclamaremos que se
ponga fin a las armas nucleares. De ese tema, añade, estaremos
hablando en Venezuela el 14 de agosto en la sesión matutina de
debates; allí, espero, tendremos la posibilidad de ampliar las voces
de rechazo, en momentos que necesitamos unirnos más contra los
peligros globales.
Según precisa Aiko,
residentes en la isla de Okinawa se alistan igualmente para asistir a
los debates en el Festival. Ellos, advierte, tienen interés en
pronunciarse contra la presencia de bases militares extranjeras, pues
conocen de ese mal en carne propia.
Nuestros testimonios sobre
estos temas, opina Yuko, pueden ser de gran valor, pues los jóvenes
japoneses de hoy pertenecemos a la tercera y cuarta generaciones
posteriores a los sucesos de Hiroshima y Nagasaki, los últimos que
escuchamos los relatos directos de las víctimas, la mayoría de las
cuales son ya personas de avanzada edad. Mantener vivos esos
recuerdos, cuando incluso muchos prefieren no divulgarlos, será
nuestra responsabilidad para el futuro, sentencia.
También en el Festival me
gustaría intercambiar experiencias sobre problemas como el acceso a
las universidades. En Japón, por ejemplo, solo el primer año de
estudios en un centro privado está costando aproximadamente un millón
200 000 yenes (equivalentes a unos 12 000 dólares estadounidenses), y
en planteles estatales, 800 000 (cerca de 8 000 dólares), comenta
Yuko. Esto quiere decir, agrega, que la enseñanza de nivel superior
se va tornando cada vez más en posibilidad casi exclusiva de los
hijos de las familias con elevados ingresos; y el acceso al
conocimiento debería ser un derecho al alcance de todos.
Para Aiko otro asunto
interesante por debatir en el Festival será el desempleo, cuyo
impacto se hace más notorio en los jóvenes.
Opiniones como las de
estas muchachas japonesas confirman que la cita en Venezuela será un
importante momento de concertación para quienes en el planeta luchan
por un mundo de paz, equidad y justicia.
2 de agosto de 2005
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