Guantánamo

Guantánamo en Feria

MARTA ROJAS
marta.rr@granma.cip.cu

El tango, interpretado por un dúo joven de la compañía Danza Fragmentaria sobre un tema de Astor Piazzolla, abrió en Guantánamo la XVI Feria Internacional del Libro, dedicada este año a Argentina, con lo cual la ciudad rindió uno de los homenajes artísticos más interesantes y aplaudidos de esta edición de la fiesta del libro. Ocurrió en el céntrico parque José Martí. Los bailarines Yonenni Mustelier y Esteban Aguilar recibieron el aplauso cerrado de los asistentes cuando ya otros artistas locales también habían sido reconocidos por sus excelentes actuaciones ante un gran auditorio a cielo abierto y bajo un sol que ya calentaba bastante. Entretanto cientos de personas ansiosas se encaminaban a las áreas de venta de libros en establecimientos acondicionados para la Feria.

Avidez por la lectura en el pabellón infantil guantanamero.

Un viejo edificio patrimonial fue testigo del acontecimiento. Para los habitantes de Guantánamo es orgullo permanente la existencia de este testigo silencioso de la cultura, un edificio sembrado de árboles ornamentales en su interior. En esta ocasión, como ninguna, merece hablarse de él. Se trata de la sede del antiguo liceo Ateneo Cultural de Guantánamo, Centro de Luz, nada menos que el lugar donde primero se recibieron en la isla de Cuba, procedentes de Nueva York, ejemplares de La Edad de Oro para ser distribuidos sigilosamente para que no cayeran en manos de los representantes del colonialismo español. Los guantanameros cuentan la historia con emoción: Martí escogió al joven santiaguero Amador Esteba, socio del Ateneo, para promover y divulgar la publicación dirigida a los niños. De ese modo Guantánamo se convirtió en el centro nacional de recepción y distribución de esa obra imprescindible de iniciación de la lectura de niños y adolescentes.

Muy cerca está ubicado el pabellón infantil Tesoro de Papel de la Feria del Libro, sala espaciosa, ubicada bajo techo y decorada con atractivos muñecos y murales, diversos personajes reconocidos por los menores, que parecen estar jugando entre sí. En ellos el color y el humor sirven para animar más el ambiente de por sí alegre. Dentro del propio local las madres pugnan, se disputan un espacio con pasión, para adquirir los ejemplares que desean los niños o quieren para sus hijos o nietos.

Las dificultades del transporte son heroicamente vencidas para llegar al centro ferial que, por cierto cuenta con otras sedes importantes en Caimanera y Baracoa. Al igual que en la ciudad capital de la provincia, a estas localidades concurren intelectuales locales y de otros sitios del país invitados por Guantánamo para participar en encuentros teóricos, y presentaciones de libros, programa al que contribuyen el Instituto Cubano del Libro, el Centro Provincial del Libro y la Literatura, la UNEAC, la Asociación Hermanos Saiz con la Casa del Joven Creador, y la UPEC.

Entre las conferencias más importantes se destacaron la impartida por las doctoras Cira Romero y Denia García Ronda sobre El estado de la crítica literaria en Cuba, y las exposiciones de otros prominentes intelectuales en centros universitarios. Un lugar de honor —aunque tal vez demasiado discreto por su ubicación, algo separado de la ebullición de la librería central— es el del Pabellón Guantánamo, donde tiene lugar la mayoría de las presentaciones, discusiones y encuentros de enorme valor cultural.

Entre los anfitriones se han llevado lauros los escritores Ana Luz García y Rissell Parra, muy reconocidos entre los suyos. Si de otros autores se trata, merecen palmas Miguel Mejides, con Las ciudades imperiales, y Amor con cabeza extraña, de Letras Cubanas, en Guantánamo y Caimanera, así como la puesta en circulación de Biografía de un Cimarrón, del Premio Nacional de Literatura Miguel Barnet.

Desde el primer día la obra del extraordinario guantanamero, Regino Boti, ha estado presente en estas jornadas, de manera muy especial mediante la mesa redonda El otro Boti: figura social y ética. A esta fiesta habría que añadir la presentación de la revista El Mar y la Montaña en su primer número del 2007.

La Feria en Guantánamo es una siembra de cultura, inimaginable en tiempos pretéritos. Una palpable confirmación del principio fidelista enarbolado desde la misma alborada triunfal de la Revolución cuando expresó: "Al pueblo no le decimos, cree; le decimos, lee".


8 de marzo del 2007

Un regalo al Boti inspirador

Texto y foto Jorge Luis Merencio Cautín

GUANTÁNAMO.— Cuando en el verano del 2005 Gregoria Bollé Pineda ganó el Premio de Poesía en el concurso nacional de literatura y artes plásticas Regino Eladio Boti, su mente y sus manos creadoras ya habían entregado a los lectores los cuentos Color rosa y Cigarros, recogidos en la compilación Viendo caballos rojos bajo el mar.

Fue La extraña desnudez de los espejos —su cuaderno premiado—, sin embargo, la obra que más la dio a conocer entre escritores y lectores, y que ella considera un regalo de una coterránea al maestro inspirador Regino Eladio Boti.

Convaleciente aún de una compleja intervención quirúrgica, pero desbordada de optimismo y del amor presente en sus versos, se nos presenta esta novel escritora a la XVI Feria Internacional del Libro Cuba 2007.

"Mis inicios en las letras fueron en 1999, en el Taller Literario de la Casa de la Cultura Rubén López Sabariego, dirigido aún por Ana Luz García. Fue una suerte tener como maestra a esta laureada escritora", relata Gregoria.

"En esos primeros pasos me incliné por la narrativa, de ahí que mis obras iniciales fueron los mencionados cuentos, publicados en 1994. Después incursioné en la poesía, aunque sin abandonar los relatos, que son los que prefiero escribir por la mayor carga de exigencia y consagración para lograrlos. Mi gran sueño es publicar una novela. Por ahora solo tengo proyectos."

Profesora de Informática en la escuela primaria Andrés González Lines, en esta ciudad, y madre de un par de varones, Gregoria asegura tener dos nuevos poemarios a punto de ver la luz.


Actualizado 11:00 a.m. hora local

Intercambiará hoy Marta Rojas con lectores de Guantánamo

La periodista y novelista cubana Marta Rojas sostendrá hoy un prolongado intercambio con lectores guantanameros, durante la XVI Feria Internacional del Libro, que este lunes abrió sus puertas en esta ciudad, Baracoa y Caimanera.

En la sala La Celosía, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), presentará su libro Inglesa por un año, la también autora de los testimonios El Juicio del Moncada y Viet Nam del Sur: su arma estratégica es el pueblo, y de las novelas La Cueva de los Muertos, El Columpio del Rey Spencer y Santa Lujuria.

La última entrega de la también columnista del diario Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido, es una obra de ficción para la que tuvo que realizar una exhaustiva investigación en Cuba, España y Gran Bretaña.

El argumnento se desarrolla en el período de 1762 a 1763, conocido como la Toma de La Habana por los Ingleses, durante el cual la capital de la Isla pasó de manos del imperio español al británico, sin mucho sobresalto, salvo la tenaz defensa de criollos ante la invasión.

A la presentación de Inglesa por un año, por el crítico Risell Parra, precederá una conferencia de la autora sobre la identidad nacional en sus obras de ficción, y por la noche tendrá lugar el encuentro del público de la Villa del Guaso con la destacada intelectual, también en el local de la UNEAC.

Durante la jornada el escritor Miguel Mejides disertará sobre los orígenes y formación de una novela, y se efectuará una Mesa Redonda sobre la figura social y ética del poeta e historiador Regino E. Boti Barreiro En esta participará el Máster en Psiquiatría Regino Rodríguez Boti, nieto y albacea literario del autor de Arabescos Mentales y El Mar y la Montaña, y el profesor Alberto Valton, del Centro Universitario de Guantánamo.

Con su investigación El otro Boti. Acercamiento a su ideario socio-político, Valton obtuvo la Maestría en Estudios Cubanos, en el Centro de Estudios del Caribe, de la Universidad de Oriente, de la vecina provincia de Santiago de Cuba. (AIN)

Martes 6 de marzo de 2007


Actualizado 12:30 p.m. hora local

Presentarán libro sobre el quehacer
periodístico en Guantánamo

El Eco de las Voces, de José Sánchez Guerra y Margarita Canseco llena un vacío en la historiografía de la provincia cubana de Guantánamo, privada de una importante fuente documental con el incendio del ayuntamiento municipal en 1930

PABLO SOROA FERNÁNDEZ

Entre los libros de la Editorial El Mar y la Montaña, que circularán en esta ciudad desde hoy con motivo de la XVI Feria Internacional del Libro en Cuba figura El Eco de las Voces, de José Sánchez Guerra y Margarita Canseco.

Ese texto abarca un período vital sobre el quehacer periodístico en Guantánamo, entre 1871 y 1902.

El ensayo de Sánchez, Historiador de la Ciudad, y Canseco, especialista de la biblioteca provincial Policarpo Pineda, llena un vacío en la historiografía de la quinta urbe más poblada de Cuba, privada de una importante fuente documental con el incendio del ayuntamiento municipal en 1930.

La tragedia dejó a los estudiosos sin otro recurso que la prensa periódica local y otras fuentes primarias a salvo en archivos cubanos, españoles y norteamericanos.

Gran parte de esas colecciones fueron empleadas por la obra, de 102 páginas, que circulará durante el magno acontecimiento cultural, que en Guantánamo irrumpe hoy lunes.

Los autores se propusieron, y parecen haberlo logrado, fomentar un texto que sirviera a la vez a historiadores y a periodistas, además de estimular el conocimiento sobre el ejercicio del periodismo en la zona durante un período aciago de la historia cubana.

La crítica evalúa esa entrega como un paseo mágico y emprendedor sobre el quehacer periodístico de la región más al este de la Habana, en le época comprendida entre aquellos dos años terribles.

En el primero tuvo lugar el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, a manos de las autoridades españolas, y en el otro la instauración de la república neocolonial, bajo la tutela de Estados Unidos.

El libro se inicia con un bosquejo de la sociedad guantanamera de mediados del siglo XIX, cuando se inauguran el primer ferrocarril de la antigua provincia de oriente y el ayuntamiento de la localidad, mucho después de la aparición de la imprenta en La Habana.

Este invento se introduce siglo y medio después en Guantánamo, por iniciativa de Francisco Blanch, artífice el 15 de julio de 1871 del pionero de los periódicos de la actual provincia de Guantánamo: El Eco de Guantánamo.

La publicación contó en sus inicios con cuatro páginas, aparecía dos veces por semana y defendía los intereses de comerciantes, y propietarios azucareros y cafetaleros. (AIN)

Lunes 5 de marzo de 2007

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