Matanzas

26 de febrero del 2007

Nunca abandonaré a los niños

Compromiso intelectual del escritor matancero José Manuel Espino

VENTURA DE JESÚS

El narrador y poeta José Manuel Espino es de los escritores más afortunados que exploran esta edición de la Feria del Libro. Confiesa tener dos razones de mucho peso. La primera es que tres de sus obras, Alí Baba y las 40 ilusiones, Pasen señores, pasen, y El último diente de leche, acaparan la atracción de pequeños y adultos.

Pero el motivo quizás más alentador es que durante estos días el escritor colombino se ha visto asediado de los primeros y más agradecidos de los lectores. Compartir con los niños es un deleite indescriptible, asegura tras significar que el afecto de los infantes es de los regalos codiciados a que puede aspirar el más exigente de los humanos.

Los pequeños agradecen en especial ese cuento delicioso intitulado El último diente de leche, el cual recrea una fábula antiquísima y está inspirado, dice, en un pasaje familiar que involucra a dos de sus seres más queridos: los abuelos Ángel y María. Comenta que es curioso ver cómo incluso los adultos agradecen una historia así, que aunque reinventada, retoza alrededor de una tradición que todavía pervive en el mundo increíble de la infancia.

Espino, de los más sólidos exponentes de la literatura infantil en el país, con una obra de particular lirismo, ha recorrido indistintamente el cuento, la poesía y el teatro, y en las diversas modalidades ha merecido importantes premios y reconocimientos.

Enseguida se descubre que el ambiente es Colón, indica con su habitual tono campechano al referirse a la atmósfera de su cuento El último diente de leche, y con ella reafirma lo que ya se sabe: Espino ama a su pueblo natal, fuente inagotable de su creación literaria.

Cuenta que tiene experiencias inolvidables en los distintos escenarios de la actual Feria, y que de manera muy especial recuerda el encuentro con los niños de Jagüey Grande que asumen la responsabilidad de hacer una revista artesanal. Fue fantástico, manifiesta.

Cuando se habla de poesía, recuerda lo ya dicho por él en otras ocasiones: "Miro muy mal por fuera. Si me pides la descripción de algo, llego a la esencia y casi siempre te dejo la envoltura; ese tipo de cosas te hace poeta; porque no calcas la realidad, sino que la miras de un modo distinto. La poesía es el género en que mejor me muevo; me resulta inevitable por ser poeta, es como un destino". Espino acaba de concluir un breve poemario para niños (El bosque encantado), y asegura que se tomará algún tiempo para escribir pensando en los adultos, aunque advierte que nunca abandonará a los niños, quienes le devuelven la infancia y lo hacen un hombre más alegre y completo.


Me considero un cómplice placentero

El laureado poeta y traductor Juan Luis Hernández Milián vive días de júbilo
con la Feria en Matanzas

Texto y foto: Ventura de Jesús

Traducir, y hacerlo bien, con lealtad, no es cosa de juego. Muchos dicen que resulta un oficio ingrato, mal remunerado, y para colmo hay quienes aseveran que el traductor no es más que el mono del novelista o el poeta.

"Para mí significa algo bien placentero", revela sin embargo el matancero Juan Luis Hernández Milián, premio de traducción literaria José Rodríguez Feo por su trabajo con las obras de Alexander Pushkin El conde Nulin, Una casita en Kolomna, y Noches egipcias.

"Traducir es un acto de creación como cualquier otro, y al menos en mi caso lo hago con la plena conciencia de que la gente lo va a agradecer", asegura este admirador devoto de la lengua rusa. "Aunque muchos no lo crean, en cada palabra, en cada frase, hay una musicalidad increíble". Más que su confesión lo atestiguan los hechos.

Juan Luis ha traducido a varios autores rusos, entre los que destacan además de Pushkin, Mayakovski, Pasternak y Visotski.

—¿Tienes algún método en especial?

"No tengo secretos. Eso sí, leo una y mil veces el original, busco información adicional del autor y consulto todos los textos posibles. Finalmente me decido cuando siento que estoy listo y si en realidad se trata de una obra atractiva para mí. No se puede traducir por encargo".

—¿Algún otro tipo de auxilio?

"Bueno, tengo la suerte de poder contar con la contribución de una investigadora literaria de la lengua materna, y que reside en nuestro país. Se trata de Verónica Spasskaya. La descubrí en buena hora. Ella suele aportar a la perfección de lo que hago".

El oficio de traductor no menoscaba al poeta que hay en Juan Luis. "Más bien existe una confluencia. Son necesidades que se complementan en mí y terminan siendo, ambas, una experiencia notable", comenta.

Su obra ha merecido los premios Néstor Ulloa de 1980 (poesía) y 1981 (décima), así como el José Jacinto Milanés en 1984 (poesía). En 1985 ganó el premio Poesía de Amor Varadero y en 1986 fue mención de poesía en el concurso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Se considera privilegiado, pues tanto Ediciones Matanzas como Vigía, dice, asumen sin reparto su creación literaria.

En su opinión hay en Cuba sobresalientes traductores del idioma ruso, con un nutrido número de títulos llevados al español con calidad evidente.

Para él un buen traductor debe conservar el espíritu de la obra y respetar, algo bien difícil, la intención del autor, eso que llaman segunda intención secreta.

—¿Piensas que Pushkin se reconocería en las traducciones que has realizado de sus obras?

"Mira, es inevitable hablar del desvelo tradicional, hablar de poesía tradicional, sin hacer referencias a si el traductor es un ‘traidor’ o no. Pero si hay que llamarlos irremediablemente así, ello se suscita por las ansias de uno de conservar la originalidad en el ritmo y el aura melodiosa del poema. Y dichas transgresiones son solo aquellas que Pushkin, quizás, me perdonaría, complacido de que su voz llegue a los cubanos".

Juan Luis Hernández Milián se verá por estos días asediado por un público lector muy diverso. El inquieto intelectual matancero, quien lamenta no haber nacido con talento para la música, presenta su libro en las diversas localidades del territorio que acoge la Feria.

—Por fin, ¿traidor o cómplice de los autores que traduces al castellano?

"Definitivamente me considero un cómplice placentero".


21 de febrero de 2007

Milagro de las manos

Ventura de Jesús

Ya es poco común que no se hable de Ediciones Vigía en la Feria del Libro. Esta editorial matancera ha cimentado una notoriedad impar, y hoy algunos de sus libros son como raros "tesoros escondidos" en importantes bibliotecas, y se hallan atesorados en exclusivos museos de Norteamérica y Europa.

Foto: VANESSA RUIZRolando Estévez,
diseñador de Vigía.

El más reciente de sus galardones es el Premio de Mejor Diseño Artístico de stand en la edición capitalina de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, por la originalidad conceptual que en buena medida se debió al aporte de María Alba Ríos.

Desde su nacimiento allá por 1985 a todos nos asombra esa manera singular y artística de realizar libros, lo que algunos especialistas denominan un espacio diferente dentro del mundo editorial cubano.

En esa aventura literaria de Vigía tiene un lugar privilegiado el diseñador e ilustrador Rolando Estévez. Pocos como él conocen los "secretos íntimos" de la editorial. Por eso se justifica que por estos días de Feria presente al público una exposición que califica acertadamente Libros del alma, con textos, plaquettes, sueltos y pergaminos en estos más de veinte años. Este argonauta entrañable, en el decir de la crítica de arte Virginia Alberdi, trasciende la metáfora iluminada por sus manos, la sensibilidad sabiamente contenida por sus trazos y el ecumenismo sorprendente de que ha dotado de nueva vida a un arte centenario.

A mano, como los monjes medievales

Rolando recuerda los avatares de aquellos días iniciales. "Salíamos de pescadería en pescadería para apropiarnos de un poco del llamado papel cartucho. Amo de manera muy especial los primeros libros, los más humildes, quizás hasta pueriles, cuando todavía siquiera sabíamos a ciencia cierta lo que queríamos. Las ediciones eran apenas sueltos pergaminos de una hoja".

A su juicio, Ediciones Vigía es un acto de apropiación de una vieja manera de hacer libros. Como lo hacían los monjes medievales, dice. "Fue algo así como una escapatoria ante los destellos de la nueva tecnología".

Aclara sin embargo que no es arte de la pobreza, aunque prima la humildad en su confección. "Queríamos defender la mano del hombre, realizar un libro distinto. No creo que en pleno tercer milenio se esté haciendo algo igual en alguna otra parte del mundo".

Cada edición consta de 200 ejemplares, numerados y firmados generalmente por el autor. "Siempre trabajamos sobre los originales, y es bueno aclarar que mis diseños no serían nada sin los artesanos que integran ese pequeño, pero valioso colectivo".

Es una constante la utilización de papeles pobres, recortería, papeles hecho a mano, y todo tipo de elementos naturales, textiles, recortería de metales, vidrios, plásticos.

Ha publicado a los más sobresalientes escritores de la Isla y a destacados autores contemporáneos de la literatura universal. A estas alturas difícilmente se pueda contar a un solo vanidoso intelectual que subestime el tesoro de la exclusividad de Vigía.

Por eso, en los ojos de César López se apreció cierto brillo cuando tuvo en sus manos la edición de Pasos, paseos, pasadizo, salidos de la luz de la editorial yumurina. Solo atinó a decir: "Esto es una maravilla, por la hechura y por su humildad".


20 de febrero

Matanzas acoge a César López el primer día de fiesta literaria

Ventura de Jesús

MATANZAS.— César es un poeta de mañana, dijo la poetisa Carilda Oliver y de ese modo resumió el aluvión de agasajos que le tributara esta ciudad al Premio Nacional de Literatura, desde el comienzo de la XVI Feria Internacional del Libro Cuba 2007 ayer, aquí.

A Santiago la amamos por muchas razones, y una de ellas es porque nos dio a César López, abundó para significar la admiración de matanceros y cubanos por el notable intelectual. "Vivimos siempre pendientes de su obra y de su historia".

En señal de ese afecto, Jesús Martínez Santiago, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, le entregó la Moneda Conmemorativa por el Tricentenario de la Ciudad. De igual modo, la dirección del Partido en la provincia y otras instituciones concedieron estímulos al distinguido poeta en representación del pueblo matancero. El homenaje tuvo lugar luego de la presentación de su libro Pasos, paseos, pasadizos, a cargo de Ediciones Vigía; y Lezama en César: una ventana en el tiempo, de Extramuros. Fueron estos instantes apenas una muestra de la sucesión de vivencias en torno a una fiesta envolvente, que acapara la atención de manera particular en la ciudad capital, Cárdenas, Colón y Jagüey, y que atrae, como ya es usual, el interés de muchos por el hechizo de la lectura.


César López es un poeta del mañana, dijo Carilda Oliver

BÁRBARA VASALLO VASALLO

César López no es un poeta de ayer, es poeta del mañana, dijo en Matanzas Carilda Oliver Labra, durante el reconocimiento al ensayista, crítico y escritor cubano, en la apertura de la Feria Internacional Libro.

Carilda explicó que en Matanzas su obra se admira, se respeta, y confesó: "Amamos a Santiago de Cuba por numerosas razones, pero también porque nos dio a César López".

La Ciudad de Los Puentes rindió, este lunes, un homenaje al Premio Nacional de Literatura con la presentación del libro Pasos, Paseos, Pasadizos, de la editorial Vigía, manufacturado y dibujado a mano, con diseños del maestro Rolando Estévez.

César agradeció a Vigía la confección del libro, lo calificó como "salido del alma", y estimó la humildad con que el diseñador asumió la obra: "Es una maravilla, constituye un honor publicar mis versos en Vigía", acotó.

La Asamblea Municipal del Poder Popular le otorgó a César López la moneda conmemorativa Tricentenario de la Ciudad, por sus valiosos aportes a la cultura cubana y sus indisolubles vínculos con Matanzas, adonde ha venido en muchas ocasiones a ofrecer su arte.

Hoy abrió sus puertas en las urbes de Matanzas, Cárdenas, Colón y Jagüey Grande la XVI edición de la Feria Internacional del Libro, el acontecimiento cultural más masivo de Cuba, donde se aglutinan otras manifestaciones artísticas en torno a lecturas y textos.

Pedro Betancourt, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia de Matanzas, presidió la apertura, junto a dirigentes del Ministerio de Cultura, escritores, artistas y a un numeroso público. (AIN)

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