SANTIAGO
DE CUBA.— Con la convicción de haber albergado el final de uno de los
acontecimientos culturales más trascendentes de los últimos años en
nuestro país, los santiagueros despidieron ayer la XVI Feria
Internacional del Libro Cuba 2007, que a lo largo de más de un mes
cubrió 40 localidades del archipiélago.
Antes de la clausura, Iroel Sánchez, presidente del Instituto
Cubano del Libro, aportó a la prensa datos reveladores: se vendieron 5
216 933 ejemplares, cifra superior en más de dos millones a la del año
anterior, y en los recintos feriales se recibieron cerca de cinco
millones y medio de visitantes.
Tanto el poeta César López como el historiador Eduardo
Torres-Cuevas, autores a los que se dedicó de manera especial la
Feria, ofrecieron emotivos testimonios de lo que significó para ellos
el contacto vivo con los lectores. Para Torres-Cuevas, como recordó
Abel Prieto, miembro del Buró Político y ministro de Cultura, resultó
sumamente evocador el hecho de culminar el periplo por el territorio
santiaguero. Muy joven participó en la Campaña de Alfabetización en
Contramaestre y hoy, señaló el Ministro, puede percibir en la avidez
por la lectura de los hombres y las mujeres de estos parajes uno de
los frutos de la simiente que entonces sembró.
Uno de los últimos actos del programa literario consistió en la
presentación del libro Cuba y África: historia común de lucha y
sangre, de Piero Gleijeses, Jorge Risquet y Fernando Remírez.
Al dar a conocer el texto, Randy Alonso explicó que se trata de un
acercamiento de primera mano de dos protagonistas en la epopeya
solidaria de la Isla con aquel continente y del más acucioso
investigador de esos acontecimientos.
Enfatizó Alonso en que ese volumen, de la editorial Ciencias
Sociales, contribuye a ponderar el valor del aporte de Cuba a la
independencia del África austral, abriéndole paso a la verdad entre la
desinformación y la tergiversación tejidas alrededor de esos hechos
por el imperio mediático.
La próxima Feria Internacional del Libro, el año entrante,
resaltará de modo particular los aportes intelectuales de los Premios
Nacionales de Literatura, Graziella Pogolotti y Antón Arrufat,
mientras las letras gallegas tomarán el relevo de las argentinas,
celebradas en la fiesta que termina.