Poderosas historias

24 de febrero del 2007

Texto y foto: Joel Mayor Lorán
Joel@granma.cip.cu

Omar Felipe Mauri "convirtió" a su abuelo en bucanero, y lo trajo a la Feria. No obstante, El tesoro escondido del pirata fue apenas un pretexto para conversar con este escritor capaz de enviar el Sol en una botella¼ y amigo de un gato que, en lugar de ratones, caza mariposas para luego dejarlas en libertad. Él disfruta escribir para niños.

Para los niños debemos escribir con naturalidad, asegura Omar Felipe Mauri.

"Me hace muy feliz. También me dedico al ensayo, tengo una discreta labor en el periodismo cultural y escribo cuentos para el público adulto. Pero ninguno de estos otros oficios me causa tanta satisfacción. Entrego lo mejor de mí con la certeza de que contribuyo a construir un ser humano mejor".

Mauri se desempeña como presidente del Comité de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la provincia de La Habana. De su imaginación han salido numerosos libros para niños.

"Para ellos hemos de escribir con naturalidad, no tomarlos como vasos a medio llenar o vacíos, según se pensaba en el Siglo de las Luces, que corresponde a la literatura completar. Tampoco seguir el camino que apunta solo a sus sentimientos. Hoy el flujo de información, los medios tan poderosos a su alcance, la televisión, la radio, el mundo de la informática, la prensa y la educación que reciben, los mantienen muy al tanto del mundo a su alrededor. Merecen todo el respeto".

La pasión de nuestro entrevistado ha sido bien acogida no solo por los pequeños lectores sino también por la crítica: con Alguien borra las estrellas y Cuentos para no creer, ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil La Edad de Oro. También obtuvo La Rosa Blanca, de la UNEAC.

"Nuestros autores han logrado aciertos impresionantes. Muchas veces se adelantan a la literatura para adultos. Tratan temas considerados espinosos, como migración, mercantilismo o disolución del hogar.

Otro gran desafío radica en la singularidad de los héroes infantiles: "El panorama creativo actual del país tropieza con la capacidad de los medios y de la industria para canalizar coherentemente este movimiento. Hay muchos personajes de la literatura infantil que pudieran estar en la televisión, en los dibujos animados, en la radio. En cambio, observamos cómo ocupan espacios ciertos héroes nacidos de la llamada postmodernidad. Ellos consiguen enmascarar mezquinos objetivos de venganza o intentos por conservar el poder, detrás de su lucha contra la maldad. No encarnan ideales de justicia, libertad o amor, sino pragmatismo por encima de la espiritualidad".

Razones de más para continuar escribiendo. El futuro merece empeño.

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