Rep al tiro

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

En el mismo bloque de arrancada, a las 11:00 a.m., en la sala Alejo Carpentier, apenas una hora después de que este viernes se abran las puertas de la Feria en la Fortaleza de La Cabaña, Miguel Repiso, conocido en su país y mucho más allá por el sonoro apócope de su apellido, Rep, compartirá con el público y sus colegas cubanos los avatares que le han llevado a ser uno de los humoristas gráficos argentinos más reconocidos —respetado por unos, inquietante para otros, pero siempre en el candelero— de la hora actual.

Téngase a mano un dato: Rep es la marca humorística del diario bonaerense Página 12. En la edición de ayer jueves en una tira, por ejemplo, juega con la dialéctica con osadía y lucidez. Es una de las variantes del talento de este argentino de 1961, autodidacta, que publicó por primera vez un dibujo a los 14 años, y cuenta con una apreciable cosecha de lauros domésticos e internacionales.

Ejercitado en el oficio del diarismo ofrece otra vertiente de su creación en el catálogo de exposiciones personales, entre las que sobresalen, en fecha reciente, el homenaje que tributó en el 2005 por partida doble al personaje de El Quijote y a su fabuloso compatriota, el grabador Antonio Berni, en el Centro Cultural San Martín, o la sugerente colección Bellas Artes, una reflexión sobre la poética pictórica que tuvo mucho éxito hace tres años en Buenos Aires, Córdoba y Madrid.

A Rep se le puede encontrar en libros. Además el que recogió su serie Bellas Artes, cuenta con volúmenes que resumen y destilan su peculiar visión del mundo, como Rep hizo los barrios, Postales, La grandeza y la chiqueza y Platinum Plus.

Sobre su manera de interpretar la relación entre visualidad y literatura, ha expresado: "Soy cada vez más amigo de las palabras, hablo con más fluidez que antes. Por otro lado quisiera la mudez total: las palabras limitan la comunicación, son un contrato absurdo, son signos absolutamente subjetivos. Yo digo una palabra, vos otra. No creo en la comunicación humana por la palabra. Creo más bien en la incomunicación, en los malos entendidos que permanentemente genera la palabra. Se dicen palabras porque hay que salir del paso. En cambio el dibujo es mucho más sincero. En el dibujo se dice todo, se puede hacer humor sin palabras".

Y a la revista Humoralia confesó hace poco: "Soy un humorista que no cree en los límites. Tienes que tener la materia prima clara, y después has de permitir que salga cualquier cosa. Tienes una idea, y en el trámite de expresarla, la tienes que traicionar. No hay que ser esclavo ni de la idea. Admiro más a un pintor torpe que se expresa de modo bestial que a uno que tiene toda la técnica".

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