El amor es más fuerte

 Visionarios de la vanguardia del rock argentino irrumpieron en La Habana

MICHEL HERNÁNDEZ
michelher@granma.cip.cu

La Tribuna Antimperialista José Martí fue como una casa espiritual de bienvenida en el concierto Escúchame entre el ruido, uno de los puntos de encuentro de mayor calibre dentro de esta fiesta internacional que ya es la Feria del Libro. El rock resultó una especie de puerta de acceso a la memoria del país austral.

Foto: RENÉ PÉREZ MASSOLAJuan Carlos Baglietto.

Sábado en La Habana. Unos 5 000 jóvenes se congregaron ante la histórica instalación. Cielo plomizo en una noche que ignoró la llovizna. Ventisca y marejadas en medio de la ciudad tomada, desde horas tempranas, por esa misteriosa energía que precede a este tipo de concierto, que se prolongó hasta pasada la medianoche, frente a un público solidario.

A las diez en punto Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale asaltaron el escenario, derribando barreras del tiempo y la distancia. El rock argentino comenzó el viaje por su historia.

Después de iniciar el rito cósmico con clásicos como El diario no hablaba de ti y La Vida es una moneda, Baglietto declaró a este redactor: "Cuando regrese a la Argentina voy a decirles a los músicos que vivimos un momento muy emocionante y nos encantaría volver. Aquí existe una confraternidad y se expresó, en este caso, a través de la música y espero no se termine y siga existiendo".

Foto: RENE PEREZ MASSOLAHéctor Starc, a cargo de La Balsa de Los Gatos, y Ulises Butron con Entero o a Pedazos siguieron el ritual. El cartel anunciaba al mítico bajista de la banda Serú Girán: Pedro Aznar. Catalina Bahía de su catálogo y No pensar en nada, de León Gieco, desgranados por el también ex integrante de la formación de jazz Pat Metheny Group, fueron como una antorcha en medio de la noche para continuar transitando por el reinado de Charly García.

Otro de los guitarristas de culto, David Lebón, (Pescado Rabioso, Polifemo, Serú Girán), ascendió al escenario con toda su estirpe rocanrolera para rasgar los acordes de Avellaneda Blues y El Viejo. "La experiencia ha sido totalmente nueva. Ojalá que a partir de ahora puedan venir más grupos argentinos a tocar a Cuba. A mí me encantaría regresar con mi banda y también que cada uno venga con la suya y tener mucho más acercamiento" declaró a Granma el legendario músico.

En otro de los momentos irrumpió el "volcán" Roberto "Palo" Pandolfo, ex líder de Don Cornelio, la Zona y Los Visitantes, grupos de culto del underground argentino, cuyo abanico sonoro ha transitado desde el punk, el dark, el tango, hasta los ritmos folclóricos.

Los riffs de Sudamérica o el regreso de la Aurora y Pronta entrega elevaron el nivel del ritmo en sangre y agitaron las banderas de la "hinchada" estudiantil argentina en Cuba, que estimulaba a una de los promesas del under austral.

Minutos más tarde "Palo", con voz electrizante, declaró: "Estaba muy nervioso, tenía mucha adrenalina. Es un honor haber tocado aquí frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos, que ya sabemos lo que representa. Desde chico yo escucho rock. Esta música es internacionalista en el sentido de que comunica juventudes y quiebra las fronteras. Eso es lo que me gustó siempre del rock: su poder de comunicación".

Las canciones de Claudia Puyó llegaron como un bálsamo. Y comenzó a sonar el himno Noche de perros, de Serú Giran, testimonio de denuncia grabado por el precursor Charly García en voz y teclados, David Lebón en la guitarra y voz, Pedro Aznar en el bajo y Oscar Moro en la batería.

A unos pocos metros del escenario, por la cuenca de los ojos de una argentina de unos 50 años, desfilaba una lágrima que dijo "brotaba directamente de mis recuerdos como prisionera política en la dictadura de Videla."

Y nos dieron las diez y las once, y llegaron también por el bulevar de los sueños, Los libros de la Buena Memoria y Tres Agujas, interpretadas por Liliana Vitale e Hilda Lizarazu, que parecían ángeles de beatífico resplandor sobre el tablado.

Con un aspecto desaliñado y portador del sentido de denuncia y resistencia del rock and roll, Horacio Fontova disparó el tema George W. Bush que atravesó hasta las mallas más finas del aire como un mazazo en el corazón del vampiro belicista.

"Ese tema lo vengo haciendo hace casi tres años, pero aquí en Cuba era donde yo lo quería cantar, frente a este edificio. Visitar este país es un largo sueño que acabo de cumplir. Espero que todos los músicos argentinos tengan la oportunidad de venir para acá" expresó a Granma.

Al terminar el espectáculo con una enérgica versión de Despiértate nena de Luis Alberto Spinetta, en un breve intercambio, el escritor Miguel Bonasso recordó la presentación de su hijo Federico con la banda Juguete Rabioso en el Monte de las Banderas: " A mí me emocionó el privilegio de que justamente hoy se cumpla un año de aquel concierto que hicimos. Yo creo que se ha demostrado con esta noche magnífica de celebración que el rock es un gran vehículo de conexión entre nuestros dos pueblos".

En la antesala del concierto habíamos escuchado con sorpresa el audio que desprendía una banda sonora con textos de reggaetón, ajenos a cualquier relación con la dimensión cultural de este suceso. En un principio no sabíamos si asistíamos a la antesala de un tributo a los 40 años, de uno de los movimientos culturales más importantes del continente, orgullo nacional del país austral, o a las preliminares de un show de Daddy Yankee. Por suerte, fueron los argentinos.

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