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(22 de junio de 2006)
Estados Unidos: ciego y sordo ante el desmoronamiento
VICKY PELÁEZ
La
estúpida respuesta que dio George W. Bush al diario alemán Bild am
Sonntag, cuando le preguntaron sobre el mejor momento de sus cinco
años como presidente de los Estados Unidos, dice mucho sobre lo que
pasa en este país.
Bush contestó: "tuve
muchos grandes momentos, pero el mejor fue cuando el año pasado
logré pescar en mi lago a un pez que pesaba 7,5 libras".
Realmente, por mucho que
trate de dilucidar algo bueno de su gestión no podría citar nada
porque todo ha sido un fracaso, un desastre tanto a nivel nacional
como internacional. Pero lo peor, también acaba de decir que su
hermano Jeb sería un "buen presidente" dejando saber que la
intención de la Cábala es perpetuarse en el gobierno.
Rodeado desde la
campaña electoral por sus "halcones" neoconservadores, que le
indican cada paso y cada idea que tiene que lanzar, el gobierno Bush
se ha dedicado en estos cinco años a la destrucción sistemática y
programada de la democracia bajo el pretexto de la lucha contra "el
terrorismo internacional", afectando de paso la economía y las
instituciones norteamericanas. Solamente el Pentágono —ejecutor
de la absurda idea de la remodelación del mundo con el propósito
de que Estados Unidos asuma la hegemonía y el poder global absoluto—
ha salido fortalecido por el momento. Se ha creado la situación,
como dijo el presidente de Rusia Vladimir Putin: "Estados Unidos se
ha convertido en un lobo hambriento que come solo y no escucha a
nadie".
Bush y su séquito, que
quieren revivir el cuento de la supremacía nuclear, no solamente no
escuchan sino no quieren admitir la coyuntura mundial. Si lo
hicieran, entenderían que el poder absoluto no puede existir en la
era nuclear debido a la extrema capacidad de destrucción de estas
armas que hacen vulnerable a cualquier superpotencia del mundo.
Rusia y China en este momento tienen capacidad de destruir
Norteamérica pero también corren el riesgo de sufrir daños que
durarían una eternidad. En la guerra nuclear jamás habría ganador
por mucho poder que tenga un país.
Ni sus armas
sofisticadas, ni sus 750 bases militares en 172 países del mundo,
ni los 700 000 millones de dólares que gasta anualmente en las
fuerzas armadas dan seguridad al país. Mientras más belicoso y
aventurero se pone Estados Unidos, más vulnerable se siente.
Después de varios años de masacrar a Iraq y Afganistán no ha
logrado arrodillar a sus pueblos, cuya resistencia crece día a
día. Igualmente, sus aliados lo están abandonando. La semana
pasada el gobierno del Japón anunció su retirada de Iraq.
Norteamérica se está quedando cada vez más sola, aunque se ufane
en humillar al presidente de China, Hu Jintao durante su visita a
Washington, o antagonizar con Rusia acusándola de sus propios
pecados: "violar los derechos humanos y alejarse de la democracia".
Parece que el país
está sumergido en el pasado sin ver el presente ni el futuro
impredecible. Cuando la economía empieza a sentir los efectos de la
inflación y la caída vertiginosa del dólar, cuando las
transnacionales energéticas hacen lo que les da la gana haciendo
subir artificialmente el precio del petróleo a 75 dólares el
barril con perspectiva de aumentarlo a 100 dólares para fin de
año, el Congreso decide crear la condecoración Por la Victoria en
la Guerra Fría, para los que se destacaron en la destrucción de la
Unión Soviética y el campo socialista.
Ciego a todo, el
gobierno de Bush ya no acepta ninguna crítica y destruye a los que
se atreven a hacerlo.
Así hizo desmoralizar,
debilitar y subordinar la CIA al Pentágono por negarse sus
analistas a apoyar su tesis de la existencia de armas de
destrucción masiva en Iraq. Aumentando sus leyes antiterroristas y
amenazas constantes, magnificadas por los medios, ha sumergido al
país en un estado de paranoia y miedo autorizando la intercepción
impune de todas las llamadas telefónicas al extranjero.
Para completar el
terrible panorama no es extraño que Jeb Bush llegue a la
presidencia pese a ser uno de los peores gobernadores de la Florida.
Esto se prepara desde hace años.
(Tomado de EL DIARIO
LA PRENSA, de Nueva York)
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