(01 de abril de 2006)
Agente Naranja todavía daña en Viet Nam
JULIO HERNÁNDEZ (PL)
Viet Nam presentará
próximamente sus reclamos ante una Corte de Apelaciones de Estados
Unidos para que se indemnice a las víctimas del llamado Agente
Naranja, sustancia tóxica arrojada por la aviación norteamericana
sobre este país desde 1961 a 1971.
Niño vietnamita con malformaciones a causa de la exposición al agente naranja durante la gestación.
Se espera entonces que
tres meses más tarde, los abogados que representan a los
querellantes (la Asociación Vietnamita de Víctimas del
AN/Dioxina), podrán argumentar respecto a los datos aportados ante
el mismo tribunal.
Más de tres décadas
después de la victoria del pueblo de Viet Nam y de la
reunificación de la nación indochina, tras la partida de las
tropas norteamericanas, el legado de enfermedades dejado por la
dioxina sigue incidiendo en la existencia de miles de familias.
Ciudadanos vietnamitas y
tropas provenientes de Sudcorea, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y
los propios Estados Unidos resultaron también afectados por el
agente químico.
Supuestamente, el Agente
Naranja era usado como defoliante para privar a los combatientes
vietnamitas de alimentos y de la cobertura del follaje.
Ninguno de estos
objetivos se cumplió, y no pudieron influir en la marcha de la
cruenta guerra desatada contra ese pueblo.
Sin embargo, la
toxicidad de la dioxina, por sus permanentes efectos carcinógenos y
teratógenos (modificador del código genético), sobre los
afectados y su descendencia, sigue inalterable en los suelos de
muchas zonas de Indochina.
Veteranos del ejército
norteamericano que estuvieron en Viet Nam fueron objeto en 1984 de
una indemnización de 180 millones de dólares, y militares
australianos, canadienses y neozelandeses recibieron también
cantidades compensatorias en acuerdos logrados fuera de los
tribunales.
En enero de este año,
la Corte de Apelaciones de Corea del Sur condenó a los consorcios
químicos estadounidenses Monsanto y Dow a pagar 62 millones de
dólares a alrededor de 6 800 sudcoreanos que estuvieron en contacto
con el Agente Naranja en Viet Nam.
Esta decisión fue
celebrada por las autoridades de Hanoi, que han visto en este paso
simplemente un acto de justicia.
Justicia que ha sido
denegada hasta ahora a las víctimas vietnamitas —las más
numerosas—, que deben sobrevivir a veces con horribles
malformaciones congénitas o graves enfermedades de origen
genético, sin contar con los que han muerto como consecuencia de
estos males.
Según un estudio
publicado en abril del 2003, financiado por la Academia Nacional de
Ciencias de los EE.UU., 3 181 aldeas fueron rociadas durante 10
años con unos 19 millones de galones de herbicidas, el 55% de los
cuales era dioxina.
La mayor parte de este
peligroso compuesto químico fue arrojado por aviones C-123K de la
Fuerza Aérea norteamericana sobre Viet Nam, Camboya e incluso
Tailandia, aunque también se emplearon helicópteros, camiones y
fumigación manual en las zonas aledañas a las bases militares.
El estudio calcula que
entre 2 y 4,8 millones de personas estaban presentes en esas áreas
durante el rociado, incluidas las propias tropas agresoras y las de
sus aliados.
Investigaciones
realizadas por especialistas contratados por veteranos indicaron que
incluso el personal que trabajó en el programa y estuvo manejando
la dioxina en almacenes y otras instalaciones, también sufrió las
consecuencias en sus personas o las de sus descendientes.
Aparte de la demanda
ante los tribunales norteamericanos, otras acciones han sido
emprendidas para sensibilizar a la opinión pública mundial
respecto al uso de sustancias químicas como armas de guerra.
La Asociación
Internacional de Abogados Democráticos (AIAD) anunció que va a
elevar el caso ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, puesto que los derechos de las víctimas de la
dioxina han sido violados.
El profesor japonés
Juriko Moto, por su parte, declaró que es necesario seguir
diciéndole al mundo las consecuencias del Agente Naranja, no solo
para condenar su utilización en el pasado, sino para evitar que
vuelva a ser empleado en el futuro.
Uno de los componentes
del supuesto defoliante es una sustancia llamada
Tetraclorodibenzo-para-dioxina, identificado como un potente
carcinógeno, causante del sarcoma de los tejidos blandos, el mal de
Hodgkins, el linfoma y la leucemia crónica linfocítica.
Existen evidencias
limitadas, pero también se la asocia con el mieloma múltiple, los
tumores malignos de próstata y vías respiratorias, la neuropatía
periférica aguda y subaguda, espina bífida y diabetes tipo dos.
Las compañías
químicas vinculadas por contratos con el Pentágono en el pasado a
la producción de este terrible agente son: Diamond Shamrock, Dow,
Hercules, Monsanto, TH Agricultural and Nutrition, Thompson
Chemicals y Uniroyal.
Quienes defienden los
derechos de las centenares de miles de afectados en Viet Nam por
esta arma química están esperanzados de que con las pruebas que se
aportarán a los jueces, finalmente se tome una decisión que
mitigue un tanto sus crueles efectos.
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