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Copa Intercontinental de Béisbol Honores reservados Ventura de Jesús
Entusiasmados con la novedad, muchos curiosos se acercan al Victoria de Girón para apreciar los detalles del remozamiento y los últimos toques constructivos en esta plaza deportiva. Al esplendor del terreno y la segura hospitalidad de los yumurinos, se adiciona, para dicha de los equipos visitantes, la posibilidad de conocer a peloteros de esta provincia que le dieron gloria a la Patria y que gozan del afecto de todo nuestro pueblo. El orgullo de saber que fueron grandes deportistas no les impedirá ocupar un espacio cualquiera en las gradas. Al mirar por distracción en derredor, encontraremos los rostros de figuras como Jorge Luis Valdés, Fernando Sánchez, El Curro Pérez, Lázaro Junco y Evelio Hernández. Con la tentación de saltar al terreno, volverá a vérsele también a aquel trío memorable que Bobby Salamanca endiosara con el calificativo de Los Tres Mosqueteros. Un Félix Isasi que sumó a su inteligencia y picardía una habilidad notable para esconder la pelota alrededor del segundo saco. Un Rigoberto Rosique con fama
de excelente jardinero Muchos querrán conocer a Wilfredo Sánchez, vista bateadora, veloz como un gamo de home a primera, y artífice del hit. Acogidos al retiro después que el tiempo causó su inevitable desgaste, estos y otros muchos peloteros matanceros se consagran al aprendizaje de los más bisoños, y tienen, por cierto, el reto de devolverle a Matanzas el esplendor que tuvo desde la aparición de la pelota en Cuba. Estos atletas tendrán honores reservados durante esos días de Copa. Como en el recuerdo de un sueño se verán a sí mismos en el terreno de jugar, y a no pocos de ellos se les humedecerán los ojos. Habrá grandes ausentes. Es el caso de Martín Dihigo, considerado el pelotero más completo de todos los tiempos, nacido en Matanzas en fecha temprana del pasado siglo y quien dio sus primeros pasos a escasas cuadras del añejo Palmar de Junco. Este prodigio del béisbol no alcanzó a ver esa bella instalación que es el Victoria de Girón, estadio que conserva la grandeza de muchos peloteros cubanos y que revive en cada torneo la leyenda de figuras como el mismísimo Dihigo. La Copa en Matanzas es también el premio callado a todos aquellos que por muchos años se consagraron a la pelota con "el alma en el terreno". |
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