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Deportistas salvadoreños quieren hacer historia Ambicioso propósito que necesita respaldo Oscar Sánchez
Son justamente 15 los lauros áureos de esa nación en la historia de estas citas y su promedio de metales de oro por cada versión de los Centrocaribe escasamente rebasa el uno, pues ha intervenido en 16 de las 18 justas celebradas hasta el momento, lo cual quiere decir que alcanza una presea de primer lugar por cada 1,06 presentaciones a estas fiestas. Claro que ese país, el más pequeño de Centroamérica con algo más de seis millones de habitantes, ha mostrado progresos y tratará de sacarle provecho a su condición de sede, es decir de contar con su público apoyándole incondicionalmente. El Salvador obtuvo sus primeros títulos de oro en 1935, cuando acogió a la tercera edición. En aquel momento lograron cuatro doradas y tuvieron que esperar por la próxima sonrisa hasta la reunión de Barranquilla'46. En 1950, en Guatemala, consiguieron dos, igual cantidad que en Ciudad México'54, una menos lograron en Caracas'59 y a partir de entonces entraron en una sequía de éxitos que se extendió hasta los XVIII Juegos, en Maracaibo'98, donde se llevaron cinco pergaminos de campeones, que unidos a los 10 plateados y 22 bronceados, constituyen su mejor actuación histórica, en la cual participaron con sus aportes 16 especialistas cubanos que rubricaron tres lauros dorados, siete de plata y 18 de bronce, es decir, 28 medallas de las 37. Su progreso hay que enmarcarlo entonces desde la cita maracucha, pues hasta ese año en sus arcas centrocaribeñas solo había 10 de oro, 25 de plata y 44 de bronce para un total de 79 medallas. Mas en solo dos Juegos, Ponce'93 y Maracaibo'98, los hoy anfitriones sumaron 5-12-31=48. Nótese que es la mitad de las preseas doradas acumuladas en 14 ediciones, también prácticamente la mitad en las de plata y el 70% de las de bronce. En otras palabras, lo que ahora se proponen es triplicar esos dos años, ¡básicamente el de 1998! ¿Podrán? La respuesta comenzará a escribirse desde el 23 de noviembre próximo y en esa "crónica" si el equipo masculino de arco compuesto, sus tiradores de pistola y los taekwandocas, no escriben la mayor cantidad de páginas, difícilmente el libro llegue a las 15 cuartillas doradas. Y en ese empeño volverán a contar con la asistencia de la mayor de las Antillas, pues 28 de sus técnicos forman parte de la delegación salvadoreña. Creo que la familia centrocaribeña completa le desearía buena suerte en ese propósito y en otro todavía más importante: el país que va a recibir a una fiesta de paz necesita estar en paz. Y ciertamente lo primero que está atentando contra la nueva meta de sus deportistas es una nación sumida en más de un mes de huelga de sus médicos, pese a que la Asamblea Legislativa el jueves pasado haya decretado (con 53 votos a favor de 84) que se prohibe privatizar la salud (motivo de los huelguistas), pues el presidente Francisco Flores ha dicho que el proyecto está reñido con la Constitución, o sea, que el tan importante servicio se puede vender. La pasada semana una nueva intoxicación alarmó a los salvadoreños y también en los últimos días, el gobierno se ha negado a derogar la Ley de Amnistía, puesta en vigor en 1992, al término de 12 años de guerra que costaron más de 75 000 vidas, más de 8 000 desaparecidos y más de un millón de exiliados. A los Juegos no les hace nada bien un clima caldeado, en los que se escuchen expresiones como las que reflejó la agencia DPA, del director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana, Benjamín Cuéllar, refiriéndose a su Presidente y a estos días de tensión, "lo que está haciendo es poniéndole los clavos al ataúd de este país, que puede estallar como estalló Argentina". |
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