El campeonato panamericano es vital

OSCAR SÁNCHEZ

Al parecer los únicos judocas clasificados que estarán ausentes del Grand Prix de Moscú serán los cubanos Yordanis Arencibia, en los 66 kilogramos, Gabriel Arteaga (81) y Yosvani Despaigne (90).

Para el trío el solo hecho de salir en la selecta lista de los 10 mejores por peso (los elegibles para esa confrontación), ya es un meritorio aval, pues el certamen moscovita pretende reunir a lo que más vale y brilla del planeta en cada categoría.

La ausencia cubana obedecería, fundamentalmente, a un diseño de preparación de cara a su compromiso más importante, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador del 23 de noviembre al 7 de diciembre próximos.

Pero si bien la lid en la capital rusa pudiera ayudar a una mejor forma óptima con vista a los Centrocaribe, por la altísima calidad de esa justa, lo cierto es que lo verdaderamente más importante antes de la reunión salvadoreña es el campeonato panamericano del deporte, que se celebrará también el mes entrante en Santo Domingo, República Dominicana, y sobre el cual se escuchan rumores de la no asistencia del seleccionado masculino cubano.

Si eso fuera cierto no sabríamos cuál sería su base de sustentación, pues allí clasifican para los Juegos Panamericanos los cinco primeros. De no asistir habría que buscar ese boleto en el circuito del Caribe, entre mayo y junio del 2003, que agrupa en fines de semana consecutivos torneos en Puerto Rico, Santo Domingo, Colombia, Venezuela, México y Cuba. Desde el punto de vista deportivo no es lo mismo garantizar en la primera oportunidad, para una mejor preparación el próximo año, que viajar a cinco lides con la exigencia de ganar en cada una; y desde el punto de vista económico ni hablar: en una se gasta menos que en cinco.

El campeonato panamericano es vital porque es trampolín hacia la clasificación olímpica para Atenas'04, toda vez que los Juegos del continente en el 2003, también en tierras quisqueyanas, ofrecen plazas para los Juegos Olímpicos, lo mismo que el Mundial de ese año en Osaka, Japón, solo que en la versión panamericana es mucho más fácil conseguir uno de los cinco puestos clasificatorios que alguno de los siete del cónclave nipón, aun cuando los judocas cubanos ya están entre ese septeto vanguardista mundial.

Ojalá los rumores queden en solo eso, pues el torneo panamericano aporta mucho y no solo en glorias, sino en el orden estratégico. Recordemos que en Winnipeg los hombres recuperaron el cetro del continente con lauros en todas las divisiones, algo inédito hasta entonces.