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Un llamado a la danza ANDRÉS D. ABREU
Tras esta convocatoria al mundo de hoy y antes de la primicia de la coreografía realizada por Alicia Alonso, la noche inicial del Festival entregó el escenario a la obra Paso de tres, divertimento coreográfico de Alberto Méndez, que interpretaron de forma laudable, Hayna Gutiérrez, Anette Delgado y Victor Gilí. Esta obra retoca con humor las dificultades técnicas del ballet clásico y esa unión exige de los intérpretes mostrar dominio sobre el estilo y a su vez un histrionismo que permita la parodia elegante de este arte. Paso de tres fue una buena selección para abrir las festividades danzarias que continuaron con la sorpresiva pieza Escape, creación de María Rovira, que nos devolvió a Jorge Vega mostrando su valedera presencia en la danza contemporánea. La coreografía de la Rovira muestra desde movimientos súbitos y dispares un lenguaje de compleja comunicación sobre una atmósfera enajenante. Breve tiempo en el que la explosividad y la expresividad de toda acción no cesan para convencernos de la necesidad de un Escape. El programa inaugural incluyó además El corsario (pas de deux), una versión de Alicia sobre el original de Marius Petipá que asumieron dos esperadas figuras del BNC. Los primeros bailarines Viengsay Valdés y Carlos Acosta a partir de las virtuosas demostraciones realizadas en las variaciones de este pas de deux, encontraron mejor armonía y lograron el desvarío de un público ansioso por la espectacularidad de sus ejecuciones. Para el cierre de la primera noche los asistentes a la sala Lorca, del Gran Teatro de La Habana, tuvieron la oportunidad de apreciar un suceso coreográfico dotado de total significación histórica. El Ballet cómico de la Reina, recreado por la directora del BNC, Alicia Alonso, para este 18vo. Festival, provocó en 1581 un cambio en la representación escénica de la música, la danza, la poesía y las artes visuales. El espectáculo que presentara Baltasar Beaujoyeux en la gran sala del Palais du Petit Bourbon (Francia) es considerado como el germen del ballet y de aquí el motivo inspirador de esta obra para Alicia, que a manera de homenaje, recreó las escenas sin pretender una restauración fiel de las mismas. Interesantes resultaron algunos aspectos de la puesta en escena, asumida desde el respeto que implican tiempos y estilos alejados de la dinámica y lo dramático actual, con una interpretación destacable de Laura Hormigón como la hechicera Circe. El estreno mundial de El Ballet cómico de la Reina, sin pretender grandes experimentaciones, ilustró ese pasado evolutivo de la danza que ahora hace un llamado a su presente y su futuro.
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