Los esfuerzos de la Revolución por potenciar aún más el ballet en Cuba se vieron cristalizados durante la inauguración, en la noche del sábado, del XVIII Festival Internacional de Ballet de La Habana, acto en el que habló el Presidente de los Consejos de Estado y de Gobierno, Comandante en Jefe Fidel Castro.

El espectáculo, bajo la dirección general de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, evidenció que está garantizada la continuidad de esta especialidad en el país, cuando en la escena convergieron varias generaciones de bailarines, los
mismos que han hecho de la Escuela Cubana de Ballet y del Ballet Nacional de Cuba un paradigma de calidad universal con estilo propio.

La pasión por este arte nuevamente se puso a prueba con la interpretación de El Corsario por Viengsay Valdés y Carlos Acosta, ovacionados ambos por el público asistente, que reconoció su gran calidad profesional.

Otro momento de esplendor fue la actuación de Jorge Vega en la coreografía de María Rovira '' Escape'', ejemplo fehaciente del desarrollo alcanzado por las figuras masculinas en la danza, otro elemento que distingue a la Escuela cubana de Ballet.

Paso a tres, obra de Alberto Méndez, con música de Manuel Maurí y la actuación de Hayna Gutiérrez, Anette Delgado y Víctor Gilí, fue igualmente acogida por los asistentes que colmaron la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana.

El colofón fue el estreno mundial de El Ballet Cómico de la Reina, una versión coreográfica de Alicia Alonso inspirada en el ballet homónimo creado por Baltasar Beaujoyeux en 1581 y que constituye la primera pieza creada para las artes escénicas.

Con esta puesta, Alicia volvió a demostrar su excelencia artística, al tiempo que los asistentes quedaron complacidos ante la belleza de los movimientos y de la música original de Lambert Beualieu y otros autores de esa epoca.

Millones de cubanos pudieron disfrutar de la gala inaugural desde la pantalla de sus televisores, otro esfuerzo del país por llevar la cultura de un lado a otro de la Isla.