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La casa de los oficios ORFILIO PELÁEZ A los 59 años de edad y cuando muchos hombres ya piensan en el retiro, Gerardo Ramos asegura que jamás pensó dedicarse algún día a la enseñanza del oficio de cantero ni sentirse tan realizado con ese magisterio, al cual piensa dedicarle todas sus energías mientras la salud se lo permita.
Y es que tras haber laborado en la restauración de la piedra de una de las garitas del Complejo Morro-Cabaña, derribada por la fuerza de los vientos de la llamada Tormenta del Siglo del 13 de marzo de 1993, y construido la maqueta del Faro del Morro, Gerardo recibió en 1994 el pedido de incorporarse como profesor de la Escuela Taller de La Habana, Gaspar Melchor de Jovellanos. Sin tener ninguna relación anterior con la docencia, asumió el reto de enseñar a los muchachos todos los secretos del tallado de la piedra, consciente de la importancia de rescatar este oficio, prácticamente olvidado al igual que otros, por la introducción y uso de nuevas tecnologías constructivas. "No sería honesto si negara que al principio todo fue bien difícil. Muchos de los alumnos vienen de estar desvinculados del estudio o del trabajo, y sin hábitos de disciplina, pero poco a poco las cosas mejoraron y hoy me siento muy feliz cuando veo que la mayoría de los 30 jóvenes formados por mí labora en las obras de restauración del Centro Histórico de La Habana Vieja." PARA BIEN DEL PATRIMONIO Fruto de un convenio entre la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Escuela Taller de La Habana, Gaspar Melchor de Jovellanos, se inauguró de manera oficial el 6 de abril de 1992 y desde entonces ha graduado a 320 alumnos en las especialidades de albañilería, cantería, arqueología, carpintería, electricidad, forja, jardinería, plomería, pintura de obras, pintura mural, vidriería, yeso y escayola. Según cuenta su director, el ingeniero Eduardo González Delgado, el centro tiene la misión fundamental de capacitar y formar a jóvenes en oficios vinculados al proceso de restauración del Centro Histórico, donde el inventario patrimonial alcanza hoy el número de 700 edificaciones de valor monumental.
Todo egresado, precisa, tiene trabajo seguro en esas obras una vez que termina los dos años de preparación. Sin duda, la escuela es una oportunidad para satisfacer de manera emergente la necesidad de mano de obra calificada, además de ser promotora de acciones en favor de la conservación a nivel comunitario, asevera Eduardo. Los cursos en cada especialidad constan de cuatro semestres y en ellos se combina de manera integral la teoría con la práctica. El período lectivo abarca de enero a diciembre, pero hay un receso por vacaciones en agosto. Quienes matriculan tienen la categoría de estudiantes-trabajadores y reciben un estipendio mensual de 118 pesos. Ya en el primer semestre, los seleccionados reciben clases de matemática, dibujo, arquitectura colonial cubana y otras asignaturas, mientras durante el segundo se enfrentan a las materias específicas de las diferentes disciplinas. Los restantes 12 meses son dedicados casi en su totalidad a poner en práctica lo aprendido. Así los diferentes grupos de alumnos de la Gaspar Melchor de Jovellanos han intervenido en importantes obras de restauración, entre las cuales figuran el Convento de San Francisco, el Palacio de los Capitanes Generales, la Catedral de La Habana y la Plaza de Armas. LA MUCHACHA DE LA "PIEDRA" Un recorrido realizado por los diferentes talleres de la escuela permitió a los reporteros apreciar de primera mano la destreza adquirida por los 70 jóvenes que egresarán en el venidero mes de diciembre. De manera particular nos llamó la atención el caso de Sandra Guerra Bianchini, quien con 19 años de edad será la primera mujer en graduarse del oficio de cantería. Sin dejar de ejecutar el tallado de un bloque, la menuda muchacha afirma haber llegado a la institución por pura curiosidad, pues en su familia no hay tradición en el dominio de oficios, ni sabía nada del trabajo con la piedra. "Un buen día me enteré de la existencia de la escuela y decidí venir a probar suerte. Ahora me gusta mucho lo que hago y el aprendizaje de esta especialidad me ha ayudado también en la formación de mi carácter." En el venidero mes de noviembre se abrirá la convocatoria (tiene regularidad bienal) para el nuevo curso, que comenzará en enero del 2003, en los oficios de albañilería, cantería, carpintería, forja, pintura mural, pintura de obras, vidrio y yeso. Podrán aspirar las hembras y varones con edades entre los 17 y 23 años, noveno grado aprobado y residentes en Ciudad de La Habana. |
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