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![]() A 26 años del Crimen de Barbados ¿Terrorismo "bueno"? NICANOR LEÓN COTAYO Durante las noches y fines de semana pertenecientes a unos ocho meses, que comenzaron en octubre de 1976, estuve rodeado por una gran cantidad de informaciones vinculadas al monstruoso acto terrorista perpetrado contra un avión civil cubano en Barbados. Trabajaba entonces en la agencia Prensa Latina y allí tuve amplio acceso a numerosas fuentes periodísticas de Estados Unidos, Venezuela y el Caribe, escenarios donde se planeó y realizó el crimen, así como a otras que lo reflejaron. De esos despachos cablegráficos, opiniones en periódicos y revistas, más declaraciones gubernamentales, en muy pocos días salió a flote que un zarpazo terrorista destrozó en pleno vuelo a un avión civil cubano donde murieron 73 personas. A raíz del hecho, las máximas autoridades de Barbados dieron a conocer que la policía de Trinidad y Tobago capturó a los dos mercenarios venezolanos ejecutores de la masacre. Dicha policía notificó la identidad de los detenidos procedentes de Barbados, Hernán Ricardo Losano y Freddy Lugo, e informó sobre llamadas telefónicas efectuadas por ellos a Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, sus jefes en Caracas. Los asesinos confesaron a las autoridades de Trinidad y Tobago que colocaron los explosivos en la aeronave, la abandonaron al llegar a Barbados y después huyeron a ese país vecino. Lo sucedido ha sido divulgado con amplitud, pero el profundo significado de este capítulo inconcluso, parte inseparable de una sostenida agresión terrorista contra Cuba, obliga a brindar elementos que permitan saber más y no olvidar, sobre todo a la juventud. Al igual que un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución y demás compatriotas en el resto de la Isla, mientras Fidel pronunciaba un conocido e inolvidable discurso lloré a quienes fueron asesinados de forma tan miserable en Barbados. Como símbolo de todos, recuerdo en particular a la más joven, Virgen María Felizola, de 17 años de edad, integrante del Equipo Juvenil de Esgrima. Para la historia en esa ocasión murieron 73 personas. Sin embargo, no es posible olvidar a los pasajeros números 74 y 75. Dos de las víctimas estaban embarazadas, Nancy Uranga Romagosa, 22 años de edad, y Sonia Coto Rodríguez, 33 años, quienes en ese estado fueron ultimadas. Los autores de este hecho terrorista, más sus conocidos protectores, no han sufrido todavía el castigo que merecen, e incluso, a manera de ejemplo, en la televisión de Miami se jactaron de haberlo cometido y de estar dispuestos a proseguir ese camino. Ellos son criaturas, como ha dicho varias veces la prensa de Estados Unidos, formadas por la CIA, y como ha confesado Posada Carriles en un libro, gente financiada por la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA). Esas dos piezas "fugaron" a Posada Carriles de una prisión de Caracas en 1985 y después compraron un dictamen judicial para exonerar a Bosch de culpas, mientras ahora planean rescatar al primero en Panamá. En tanto gente como las mencionadas se han movido libremente en territorio norteamericano o han actuado como socios de grupos ultraderechistas allí radicados, Cinco Patriotas cubanos han sido condenados a largas penas de cárcel precisamente por haberse infiltrado en esas bandas para evitar sus fechorías terroristas. A más de un cuarto de siglo del Crimen de Barbados el hecho continúa representando la más dolorosa e indignante síntesis de la inmensa cadena de agresiones sufridas por Cuba a lo largo de los últimos 43 años, de ahí la necesidad de volver a recorrer sus peldaños. |
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