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![]() Mesa Redonda Informativa La ganancia como único objetivo Arsenio Rodríguez Las empresas transnacionales constituyen un fenómeno del capitalismo en su fase imperialista, lo que tuvo un amplio desarrollo a partir de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo gracias al Plan Marshall, proyecto en el que los norteamericanos inundaron con sus capitales a la Europa destruida.
Es por ello que se califican como los imperios del siglo XXI, tal como se denominó ayer la Mesa Redonda Informativa en la que participaron, bajo la conducción habitual de Randy Alonso, los periodistas Reinaldo Taladrid, Renato Recio, Arleen Rodríguez, Eduardo Dimas y Lázaro Barredo. El poder de estas transnacionales crece por diferentes vías en los principales sectores económicos, muchas veces mediante megafusiones, siempre con el fin de tener mayores ventajas con otras empresas similares. Muchos países han perdido sectores estratégicos debido a este proceso, donde aumentar la cuota de ganancia constituye el principal objetivo de quienes aspiran a dominar económicamente el mundo. La influencia y el poder económico y político de estas transnacionales resulta evidente, lo que crece paralelamente con los métodos fraudulentos que aplican en su accionar sus principales directivos. En función de los intereses económicos de estas empresas han estado presidentes estadounidenses y otros políticos, lo que sencillamente es parte de la política neoliberal que se aplica en el mundo para lograr la concentración de todo ese inmenso poder cada vez más en menos manos. No escapan los medios masivos de comunicación que, "casualmente" también son norteamericanos, los que influyen en millones y millones de personas en todo el planeta, monopolizando ideológicamente los principales acontecimientos. El modelo actualmente está golpeado por la crisis del neoliberalismo, aunque logró confundir en su momento a la opinión pública internacional. Desarrollan una super explotación de los trabajadores en el Tercer Mundo, y cuando surgen peligros a sus intereses, se trasladan a otro país, ya que su patria es sencillamente el lugar donde pueden obtener más ganancias. Se ha llegado, a legalizar en muchos países los sobornos de estas transnacionales, que ascienden a 80 000 millones de dólares al año, cifra con la cual las Naciones Unidas considera que se pudiera combatir el hambre en todo el mundo. Este poder corporativo lucra, incluso, hasta con la salud humana, porque los países pobres no tienen el dinero para comprar los medicamentos, fabricando solo aquellos que consumen las clases pudientes. Esta es la triste realidad del mundo irracional que intentan imponer las transnacionales, que han logrado sus riquezas gracias a la explotación de la mayor parte de la población mundial, además de destruir el medio ambiente en que debemos vivir. |
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