Emma, la directora de Conrado

HAYDÉE LEÓN MOYA

GUANTÁNAMO.— A los 54 años de edad, Emma Gago Pérez se encuentra ahora en una disyuntiva: o en diciembre próximo se acoge al retiro tras una larga carrera pedagógica o espera para disfrutar el momento en que una hornada de jóvenes maestros se integre a su colectivo, quienes han prestigiado a la Conrado Benítez.

Esta otrora escuela de monjas, conocida por muchos guantanameros como Colegio Teresiano, ubicada en el corazón mismo de la ciudad, se destacó como centro docente y también sobresalió cuando fue convertida en seminternado, la víspera del inicio del curso 1974-1975.

Y bellísimo se presenta en este año lectivo 2002-2003, luego de una costosa acción constructiva que amplió a 79 el número de aulas, 33 completamente nuevas, para poder cumplir lo que parecía un sueño: tener 20 alumnos en cada una de ellas.

Justamente por ese noble propósito cualitativo, cuenta ahora con más de 100 maestros. Ha merecido por varios años las categorías de Modelo y Ejemplar dentro del sector, y la condición de Vanguardia Nacional en cuatro ocasiones, entre otros reconocimientos.

Una mañana fui al encuentro de una mujer a quien desde hace muchos años muy pocos llaman por su nombre, sino que la conocen como la directora de Conrado. Con la sencillez y la voz pausada como atributos de su personalidad, me recibe Emma, la Heroína del Trabajo de la República de Cuba, quien hasta el año 2001 fue Vanguardia Nacional por 11 años consecutivos.

Recuerda su humildísima extracción social, de la niña que nació de padres campesinos allá en La Unión, una intrincada zona del municipio guantanamero de Yateras, que no pudo estudiar hasta los 9 años de edad por no existir ni una sola escuela en toda la comarca.

Y evoca aquella escuelita muy distante de su casa donde aprendió las primeras letras. "Era una maestra para todos los niños y grados. Cuando triunfó la Revolución enseguida construyeron una escuela allá e hice hasta el 5to. grado".

¿Y cómo se hizo maestra?

"Cuando tenía 13 años estaba aquí en Guantánamo cuidando una niña y la señora de la casa me matriculó en una escuela para adultos que por la noche atendía a niños. Así fue que pude estudiar hasta vencer el 6to. grado. Luego ingresé en la secundaria, también en horario nocturno para poder atender la casa de esa señora. Después me fui a cuidar una niña en La Habana, vencí la secundaria, y entonces mis padres me mandaron a buscar. A ellos agradezco mi inicio en el magisterio, porque justamente en ese momento se solicitaban jóvenes de las montañas para formarse como maestros".

Haber asumido la dirección del seminternado Conrado Benítez en el curso 1979-1980, donde con anterioridad fue maestra, constituyó para Emma una gran prueba como madre de dos hijos con quienes, como suele decir ella, siempre andaba a remolque, y la posibilidad de consagrarse como directora. Esta guantanamera dedicada a su labor y muy querida por niños y padres, tuvo el privilegio de que nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro colocara en su pecho la medalla dorada correspondiente al Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.