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La cuenta es de todos SARA MÁS
Así de precisa y detenida debe ser la etapa actual del levantamiento censal. Con un período limitado para su realización fijado hasta el lunes próximo y organizado sobre la base de un registro previo, el acopio de datos debe irse conformando paso a paso, para que no quede nadie fuera de la estadística final. No hay otro modo de saber, por ejemplo, cuál es el número total de nuestra población, su distribución por sexos o grupos de edades.
Sobre esos y otros datos se han tenido registros y estimados confiables en los últimos 21 años, pero en todo ese tiempo se ha carecido de una confirmación o precisión estadística como la que solo puede brindar un estudio detallado y de la magnitud de un Censo de población. Con su guía a la mano y luego de repasar los puntos del cuestionario, Ismara llega a las viviendas, entrevista a sus moradores y vuelve cada día sobre sus pasos. Así consigue tener un dominio general de los lugares que aún debe visitar para seguir avanzando. Como ella hay miles de enumeradores repartidos por todo el país. Y también supervisores, oficinistas y personal contratado, encargados de la captación de los números y otras funciones, incluidas las de insistir en detalles de preguntas, aclarar dudas de la población y contribuir definitivamente a que nos contemos todos, uno a uno. Todas esas personas —unas 100 000 en toda Cuba vinculadas a diferentes etapas del estudio—, son de alguna manera facilitadores de esa estrategia que busca datos generales y precisos de la sociedad, con el único propósito de ayudar a la planificación del país. Para Dainet Sardiñas López, las funciones son precisas. Como supervisora, ella recorre su distrito, revisa encuestas, aclara confusiones de enumeradores y de la población, en un intercambio permanente, a veces en plena calle. Como parte de ese ritual, todos los días se reúne en la tarde con las cuatro enumeradoras bajo su verificación. "Están trabajando bien", considera. "Al principio aparecían más errores y detalles que fueron necesarios rectificar en algunas encuestas, pero también en la medida que se avanza en la práctica, se va ganando en experiencia". "Nuestra organización y preparación son fundamentales, pero de poco valdrían sin el respaldo y la colaboración de la comunidad y sus residentes", reitera Mercedes Costa Rodríguez, quien dirige el Censo en Arroyo Naranjo. De manera que una parte del asunto se complementa con la otra: de un lado el enumerador, y frente a él la persona encargada por la familia o los residentes en la vivienda para brindar la información. Y además, aquellos que puedan contribuir al conocimiento de las casas cerradas, las ocupadas solo por temporadas, las personas que por algún motivo no se encuentran o se ausentan en determinados días u horarios, para que no queden sin censar.
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